Las flores del jacarandá son de color azul violáceo, lila o malva, en forma de campana con un tubo retorcido y tienen cinco pétalos soldados. Se agrupan en grandes panículas terminales y su floración, es abundante y espectacular, cubriendo el árbol antes de la aparición del nuevo follaje.
Cuando llega la primavera, este árbol se convierte en un verdadero espectáculo colorido alegrando los espacios públicos, e incluso el jardín de casa. Si quieres conocer cuáles son sus cuidados y cómo cultivarlo, te invitamos a leer este artículo.
Según los expertos de Picture This, octubre es un buen momento para cultivar un jacarandá, debido a las temperaturas cálidas de la primavera. Se puede optar por sembrar semillas o trasplantar un ejemplar joven. La primera opción es un proceso más lento y requiere paciencia, ya que el árbol tardará varios años en crecer. Si quieres un proceso más práctico y rápido compra un árbol joven en un vivero y trasplanta en tu jardín.
Es una planta originaria de climas tropicales a subtropicales, así que es recomendable tenerla en climas similares o cálidos. Sin embargo, también puede prosperar en climas templados porque es muy adaptable. Eso sí, necesita luz directa para estimular su floración.
El jacarandá requiere un jardín espacioso ya que puede crecer hasta 15 o 20 metros de altura. A su vez, necesita suelo con buen drenaje y profundo para que las raíces puedan extenderse.
Este árbol crece naturalmente en zonas donde hay humedad subterránea. En casa, puedes regar una vez por semana en invierno y otoño, mientras que en verano y primavera es oportuno que sea dos o tres veces por semana. Si bien tiene alta tolerancia a la sequía, es mejor proporcionar agua durante las temporadas secas.
Teniendo en cuenta esta guía de recomendaciones, podrás disfrutar de un hermoso árbol con flores lila. Cuando llegue la primavera, tu jardín se teñirá de color y se convertirá en un espectáculo.