A fines de noviembre, se realizó una fiesta clandestina con más de 400 personas, convocatoria que se había repetido semanas antes. Allí se pudo ver la gran cantidad de autos estacionados en sitios prohibidos porque los caminos laterales se llenaron en poco tiempo por la enorme cantidad de asistentes, quienes en la mayoría de los casos no respetaron el distanciamiento ni el uso del tapabocas para evitar los contagios de coronavirus.
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La basura ha sido otra de las consecuencias de las fiestas clandestinas, por lo que el municipio pondrá en marcha un operativo con los "guardianes verdes", un grupo de 200 jóvenes voluntarios que recorrerán el perilago durante todo el verano para concientizar a los visitantes, a quienes se les entregarán bolsas de residuos. El lema será: "No te pedimos que limpies sino que no ensucies". Este viernes fue su primer día.