La obra de Cattelan no solo fue un comentario sobre el arte, sino una crítica a la absurda valorización de objetos comunes en el contexto del arte contemporáneo. La pieza marcó la historia y llegó a ser tan polémica que un artista de performance arrancó la banana de la pared y se lo comió en pleno evento.
Además, el hecho de que la banana fuera reemplazable cuando se pudriera, como indicaba un manual adjunto, le dio un carácter efímero y casi burlesco. Sin embargo, la obra fue subastada en Sotheby’s por más de 5 millones de dólares, un precio que deja claro el poder del mercado artístico para transformar lo trivial en lo extremadamente valioso.
Historia y críticas de la banana pegada en la pared
- Desvalorización del arte tradicional: muchos críticos ven Comedian como un ejemplo del vaciamiento del verdadero significado del arte. Al tratarse de un objeto tan común y accesible como una banana, la pieza plantea la pregunta de si cualquier cosa puede ser considerada arte en el contexto de la subcultura artística actual.
- El arte como espectáculo: la venta del plátano por una suma exorbitante de dólares refuerza la idea de que el arte contemporáneo ha perdido su propósito original, convirtiéndose en un simple espectáculo que se basa más en la especulación económica que en el valor estético o emocional.
- Desconexión con la realidad: la historia de Alam resalta la desconexión entre el arte de alto valor y la vida cotidiana de las personas. Mientras los compradores celebraban su adquisición, Alam continuaba con su rutina, sin saber que su producto había sido convertido en una pieza de arte millonaria. Esto pone en evidencia las desigualdades del sistema artístico y económico global.
Al final, la obra de Cattelan, al igual que el precio que alcanzó, parece ser una reflexión sobre los absurdos del mercado artístico, invitando a todos a cuestionar cómo se define y valora el arte en la sociedad moderna.