Historias

Amor eterno por la Lepra: hinchas mendocinos y la pasión que los llevó a tocar el cielo con las manos

Mariano se hizo de La Lepra solo para llevarle la contra a su hermano; Tatiana, exjugadora del club, dejó todo por sus colores. Otros hinchas relatan la victoria

La noche de este miércoles quedará escrita en la memoria azul: independiente-rivadavia-copa-argentina-lepra , la Lepra mendocina, venció a Argentinos Juniors en el estadio Monumental Presidente Perón de Córdoba y se metió en la gran final de la Copa Argentina.

Un triunfo que desató lágrimas, abrazos y un rugido que cruzó la montaña. Porque no fue solo fútbol: hubo revancha, identidad, historia pura y emociones inmensas.

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La emoción del final en Córdoba.

La emoción del final en Córdoba.

Entre los más de diez mil hinchas que viajaron al Kempes, y los miles que alentaron desde Mendoza, cuatro historias se entrelazan como capítulos de una misma pasión. Distintas edades, recorridos y motivos, pero un mismo pulso: el azul.

Mariano Ghellinaza: “Me hice leproso para llevarle la contra a mi hermano”

“Me hice de la Lepra solo para llevarle la contra a mi hermano”. Mariano Ghellinaza se ríe cuando lo dice, pero lo suyo ya es devoción. Tenía apenas 8 años cuando su hermano mayor se declaró fana del Tomba, y él, por rebeldía pura, eligió el otro lado de la vereda. “Fue una forma de joderlo al principio, pero después me enamoré de los colores. Fui creciendo con la Lepra, sufriendo los descensos, festejando cada gol como si fuera el último”, cuenta a Diario UNO.

mariano ghellinaza tickets
Mariano, los tickets y el viaje inolvidable que lo llevó al triunfo.

Mariano, los tickets y el viaje inolvidable que lo llevó al triunfo.

El miércoles, Mariano estuvo en Córdoba con su grupo de amigos de toda la vida. Llegaron en una combi pintada con aerosol azul y banderas atadas al techo. “No dormimos nada. No podíamos. Fue una locura. Ver a la Lepra ganarle a Argentinos Juniors, un equipo de Primera, en ese estadio enorme… fue tocar el cielo”, dice todavía con la voz tomada.

En el video que grabaron después del partido, se lo ve llorando, abrazado a un desconocido. “No sé quién era, pero da lo mismo. En ese momento éramos todos familia. Todos leprosos”.

mariano ghellinaza uno
Sin voz y feliz. Mariano Ghellinaza está de regreso en Mendoza con el pecho inflado.

Sin voz y feliz. Mariano Ghellinaza está de regreso en Mendoza con el pecho inflado.

Mariano recuerda que, cuando era chico, su hermano lo cargaba: “Nunca van a llegar a Primera”. Hoy le manda mensajes para recordarle que la Lepra no solo está en Primera, sino que jugará una Libertadores. “Esto ya no se trata de la contra. Se trata de amor. Del amor más grande que tengo después de mi vieja”, dice.

“Mi hijo ya vio todo: el ascenso, el campeonato y ahora la Copa”

Fernando Panella también estuvo este miércoles a la noche en Córdoba, pero su historia tiene raíces más profundas. “Soy leproso por herencia. Mi viejo me hizo de Independiente Rivadavia y yo se lo pasé a mi hijo Pedro, que tiene 9 años”, cuenta.

Decidieron ir “como sea”. Se subieron al auto con hermanos, sobrinos y amigos y emprendieron el viaje desde Mendoza rumbo al Kempes.

fernando panella y pedro panella la lepra
Fernando Panella y su hijo Pedro, fanáticos por herencia de la Lepra.

Fernando Panella y su hijo Pedro, fanáticos por herencia de la Lepra.

“Salimos a las 13 y llegamos perfecto. Todo ordenado. Mi hijo, con su edad, ya vio a Independiente ascender, lo vio campeón, y ahora levantar una Copa Argentina. Es una emoción inmensa”, dice.

fernando panella con hermanos hijo y sorbinos
La felicidad de la familia Panella: hermanos, hijos, sobrinos en la cancha.

La felicidad de la familia Panella: hermanos, hijos, sobrinos en la cancha.

Fernando jugó en las inferiores del club y su hijo también. Por eso, cada logro lo emociona. “Cuando ganamos a River supimos que teníamos que estar en Córdoba, sí o sí. Como sea. Y valió la pena”, repite.

pedrito panella
Pedro tiene 9 años y ya sabe lo que es la victoria del club de sus amores.

Pedro tiene 9 años y ya sabe lo que es la victoria del club de sus amores.

La familia Panella vivió la final como una verdadera procesión azul. “Fue un día histórico, imposible de olvidar. Estamos felices, sin voz y con el corazón explotado. Ver triunfar al club de toda una vida, con mi hijo al lado, es espectacular”, concluye.

“No dormí en toda la noche. La Lepra es familia, es todo”

Mientras tanto, a cientos de kilómetros de Córdoba, otra mendocina vivía la final con los nervios a flor de piel. Vanina Pavón, fanática de Independiente Rivadavia desde hace más de 20 años, la vio por televisión junto a su hija Sheila Calderón, también leprosa.

“No dormí nada. Me dormí a las cuatro y media y me levanté a las seis y media. Tenía dolor de estómago, ansiedad… No podía más”, cuenta.

Cuando empezaron los penales, tuvo que apagar la televisión: “Me temblaban las manos, me dolía el pecho, sentía que el corazón se me salía. No podía verlos”, recuerda.

Vanina vive en Godoy Cruz. Es hincha de la Lepra desde 2003, y aunque no puede ir siempre a la cancha, trata de estar en cada partido. “Fui muchas veces, pero cuando no puedo, lo vivo desde casa con la misma pasión. Cuando ascendimos a Primera, lo vi en la Arístides, después fuimos caminando hasta los portones del parque a festejar. Es una locura hermosa”, reitera.

vanina pavon la lepra
Vanina y su hija dan todo por Independiente Rivadavia. Este miércoles lo vivieron en su casa, aunque quisieron mostrar imágenes de cotejos anteriores.

Vanina y su hija dan todo por Independiente Rivadavia. Este miércoles lo vivieron en su casa, aunque quisieron mostrar imágenes de cotejos anteriores.

En su familia también hay fútbol y rivalidad. “Mi marido y una de mis hijas son del Tomba. La otra, Sheila, es de la Lepra conmigo. Siempre vamos juntas. Jamás tuvimos un problema en la cancha. Para nosotras la Lepra es familia, es respeto, es amor”.

Ese miércoles, aunque no estuvieron en el Kempes, se sintieron parte del mismo festejo. “No sacamos fotos porque verlo por TV es cábala. Pero lloramos, gritamos, nos abrazamos. Fue inolvidable. Yo amo el fútbol, me encanta que los equipos mendocinos estén en Primera. Pero la Lepra… la Lepra es mi casa”, reflexiona.

Tatiana Devito, la que dio todo desde adentro

“Fui jugadora de la primera de Independiente Rivadavia, coordinadora de las inferiores y entrenadora de la primera del fútbol femenino entre 2017 y 2024. Pasé por muchas etapas dentro del club, con los altibajos que cualquier proceso real tiene”, dice Tatiana Devito.

En 2023 tomó una decisión que marcaría su vida. “Viajé, sabiendo que podía perder mi trabajo por la Lepra. Y lo perdí. Pero no me arrepiento. Fue una decisión que me terminó trayendo de vuelta al club en 2024”, recuerda.

Tatiana Devito
Tatiana vive la pasión desde adentro del club.

Tatiana vive la pasión desde adentro del club. "Amor puro", define.

Esta vez, no viajó a Córdoba. Lo vivió desde Mendoza, junto a la persona con la que compartió toda la Copa. “Ella no podía viajar, así que decidí quedarme. Fue igual de increíble. Porque ver a la Lepra, que hace nada peleaba por no descender, cumpliendo el sueño de jugar una Libertadores en 2026, es algo que no sé cómo explicarlo”, dice con emoción.

Para Tatiana, el fútbol femenino fue un punto de inflexión dentro del club. “Ver crecer el proyecto, ver cómo el escudo empieza a representar también a las mujeres, fue hermoso. Por eso este triunfo nos pertenece a todos, los de la tribuna y los que alguna vez estuvimos adentro de la cancha”, afirma.