Arbolado con historia

A 80 años de Hiroshima y Nagasaki, en Mendoza hay dos árboles de una especie que sobrevivió a las bombas

Perdidos entre los árboles del Parque General San Martín, hay dos Ginkgo Biloba, los "árboles inmortales" que vieron pasar a los dinosaurios y dos bombas nucleares

El 6 y 9 de agosto de 1945, el presidente de Estados Unidos Harry Truman autorizó los ataques con bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki. Aunque marcaron el fin de la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro japonés Kantar Suzuki recién se rindió formalmente el 2 de septiembre.

Estados Unidos no aceptó que se alargara ni un segundo más la guerra. Entonces, descargó una bomba cada día. Pesaban 4.400 kilogramos y llevaban 64 de uranio 235. El pulso electromagnético quemó la piel de las personas hasta 3,5 kilómetros del punto cero. Los edificios fueron cayendo hasta convertirse en esqueletos de hormigón y acero, mientras ambas ciudades -que albergaban a 613.000 habitantes- se incendiaron en tormentas de fuego.

En medio de este infierno, quienes pudieron, corrieron. Se calcula que el 85% de las personas que se encontraban a menos de un kilómetro de la zona cero murieron instantáneamente por la explosión o el calor, o fallecieron durante el primer año por las lesiones. Las que estaban hasta a 2 kilómetros recibieron dosis de radiación significativas, pero no letales.

Ginkgo-Biloba
El Gingko Biloba en otoño. En el Parque General San Martín hay dos ejemplares.

El Gingko Biloba en otoño. En el Parque General San Martín hay dos ejemplares.

Algunos en Hiroshima, con colgajos de piel colgando de su cuerpo, huyeron hacia el jardín Shukkeien. Allí había verde que reducía la temperatura y agua. Para la inmensa mayoría ya era tarde; otros llegaron hasta el lago y el acceso al río.

Ese lugar, un extensísimo espacio verde, hoy es un espacio de memoria que se destruyó casi por completo. Se dice "casi" porque quedaron los "hibaku jumoku", como se llama en japonés a los árboles que sobrevivieron a los ataques nucleares. Uno de ellos es el Ginkgo Biloba, que volvió a florecer en la primavera siguiente de los ataques nucleares.

Esos árboles tienen hermanos en Mendoza. "En la provincia tenemos dos inventariados en el Parque General San Martín: uno más escondido y resguardado, y el otro sobre Boulogne Sur Mer, al norte de los portones del parque", explicó el ingeniero agrónomo, Guillermo Anzorena, que trabaja en el Parque General San Martín.

Un fósil viviente de 200 millones de años

El Ginkgo Biloba es una rareza, según explican distintos especialistas, porque se han encontrado restos petrificados de más de 200 millones de años y es considerada la especie vegetal más antigua del mundo. El botánico Peter Crane, en su libro "Ginkgo", explicó que esta especie "creció con los dinosaurios, y ha llegado a nosotros casi sin cambios durante 200 millones de años".

Se caracteriza por un importante porte que puede llegar hasta los 35 metros de altura. Tiene hojas en forma de abanico que durante el verano son verdes y durante el otoño adquieren un color amarillo limón intenso.

Ginkgo Biloba
El Ginkgo Biloba pero en Buenos Aires.

El Ginkgo Biloba pero en Buenos Aires.

Durante el invierno los Ginkgo femeninos van dejando caer sus semillas que desprenden un olor desagradable, que algunos califican como olor a vómito. Pero esta particularidad tiene un dato interesante que recoge Crane: de acuerdo a sus investigaciones, este olor habría atraído a los dinosaurios y otros mamíferos ya extintos a comer las semillas para actuar como agentes dispersores -mecanismos que facilitan el movimiento de semillas, esporas u otros propágulos desde su fuente de origen a nuevos sitios para su germinación y establecimiento-.

Por ese hedor, el ingeniero Anzorena explicó que, en general, se prefiere plantar Ginkgo machos en los espacios públicos. Los secretos del parque indican que hay uno sobre calle Boulogne Sur Mer al norte de los portones y el otro escondido. Aunque también, según contó, hay otras plazas públicas que lo tienen como ornamentación pero que no están inventariados.

Además, comentó que mostró una gran resistencia a las condiciones de Mendoza, aunque casi en broma advirtió que no era de extrañarse si resistió a dos bombas nucleares.

Hoy en día es común verlo en monasterios budistas, donde desde hace miles de años la especie fue específicamente preservada.

No tiene parientes vivos

Este árbol de otoño dorado es resistente: tolera temperaturas de -40 grados, o lo contrario el calor extremo calor, el fuego, la sequía y la contaminación ambiental. Esta capacidad explicaría su longevidad -puede vivir más de mil años- y su supervivencia como especie.

El Ginkgo biloba es considerado un fósil viviente, un sobreviviente de hace 200 millones de años sin parientes vivos. Su hábitat natural se encuentra en China central, donde se han descubierto nuevas variedades silvestres. Es una especie dioica, con ejemplares femeninos y masculinos.

El naturalista alemán Engelbert Kaempfer fue quien introdujo este árbol en el mundo occidental tras conocerlo en Japón. Por una transcripción incorrecta del término japonés "ginkyo", lo denominó "ginkgo" en su obra Amoenitatum exoticarum (1712). Más tarde, en 1771, Carl Linnaeus (científico sueco) agregó el nombre "biloba" por la característica forma bilobulada de sus hojas.

Beneficios

A las hojas del ginkgo biloba se le atribuyen beneficios para la vitalidad mental y favorecer el flujo sanguíneo, especialmente del Sistema Nervioso Central (SNC), gracias a sus tres tipos de compuestos: flavonides (antioxidantes), gingólidos y bilobálidos, según explicó Carmen Rubio, doctora en farmacia al sitio especializado cuidate plus.

Ginkgo Biloba
El Ginkgo Biloba en una plaza de Andalucía, España.

El Ginkgo Biloba en una plaza de Andalucía, España.

Se consume en comprimidos, extractos líquidos o geles que se pueden conseguir en locales comerciales de Mendoza y en general se toma en infusiones. Sin embargo, sus semillas, que algunas personas también las consumen crudas o tostadas, pueden causar gravísimos problemas de salud.

Otros beneficios que algunos especialistas le cargan al ginkgo biloba, son:

  • Mejorar el pensamiento, el aprendizaje y la memoria (función cognitiva)
  • Tener más facilidad para realizar las actividades diarias.
  • Mejorar el comportamiento social
  • Tener menos sentimientos de depresión

Efectos secundarios

Como cualquier suplemento natural, el ginkgo biloba no está exento de generar efectos adversos, especialmente cuando se consume de manera desmedida. Los usuarios pueden experimentar malestar estomacal, cefaleas intensas, sensación de vértigo, problemas de tránsito intestinal y erupciones cutáneas de tipo alérgico.

Respecto a las restricciones de uso, esta hierba milenaria está completamente desaconsejada durante el embarazo, la lactancia materna y en población pediátrica. Del mismo modo, resulta incompatible con personas bajo tratamiento anticoagulante y aquellas con historial de episodios epilépticos o crisis convulsivas.

La suplementación con ginkgo puede generar interacciones medicamentosas peligrosas con múltiples fármacos, destacando especialmente: medicamentos antiplaquetarios como el ácido acetilsalicílico, anticoagulantes orales, ibuprofeno, ciertos fármacos antidepresivos y medicación antiepiléptica.