Cuando sabemos que estamos en el camino correcto lo sentimos, sobre todo en nuestro interior. Momentos como el nacimiento de un hijo, una recibida o conocer a una persona nos ayudan a darnos cuenta si estamos haciendo las cosas bien.
Hacer lo que nos gusta es también una forma de saber que estamos cumpliendo con nuestra misión en la vida. Si estamos en un trabajo que no nos brinda felicidad, estamos haciendo las cosas mal. No hay que aferrarse a lo conocido, hay que jugársela.
Cuando las piezas del rompecabezas se ordenan y acomodan mágicamente en la vida, entonces vamos por el camino correcto. Si tu vida fluye y logras tus metas y cometidos, entonces puedes estar tranquilo/a de que cumplirás tus sueños.
Si cada vez que haces algo, sientes un cosquilleo interior permanente, entonces estás cumpliendo con tu misión de vida. Los buenos momentos, los amores, los desamores y los cambios siempre deben tomarse como momentos de aprendizaje. Nadie o nada llega a nuestra vida por casualidad, todo tiene un motivo, un por qué.