Así es que se precisan de todos los esfuerzos de las comunidades, gobiernos y de profesionales que lideren cambios significativos. Resulta indispensable que gobiernos arbitren los medios y acciones necesarias para poner a las personas en el centro de la toma de las decisiones del hábitat. En tanto se precisa que las ONG trabajen en empoderar a las comunidades sin distinción alguna para alcanzar viviendas para todos. Además se busca un mayor compromiso y actuación de parte de las universidades públicas y privadas bajo la responsabilidad social universitaria, pues la formación profesional en hábitat aún resulta escasa frente a los grandes problemas a resolver.
Según ONU, el Día Mundial del Hábitat 2020 actuará como un centro para coordinar y compartir información, promover la idea de la mejora de la vivienda y los barrios marginales como parte central de las funciones de las ciudades para satisfacer las necesidades de los residentes. La pandemia ha demostrado que las ciudades y los gobiernos locales de todo el mundo pueden avanzar hacia la reducción de las desigualdades y los niveles de pobreza y proporcionar acceso a una vivienda adecuada para todos, como catalizador para lograr otros derechos fundamentales.
En Mendoza, mediante la ley 9115 la provincia se convirtió en la única de Argentina que adhiere al Día Mundial del Hábitat, asimismo en su artículo 2, instituye el primer lunes de octubre de cada año como fecha de reconocimiento y reflexión de este día, e invita a las casas de altos estudios y organismos del Estado provincial involucrados en la temática a difundir y realizar actividades referidas al Día Mundial del Hábitat.
Finalmente, en un día tan sensible al calor de los actuales problemas, vale reflexionar sobre el rol que ocupa cada persona al interior de las lógicas que dan sustento a la producción de hábitat. Desde ese lugar es el llamado a hacer la diferencia a favor de la resolución efectiva de los problemas del hábitat. De manera que podamos romper la inercia y comenzar a resolver conjuntamente los problemas estructurales del hábitat social. En este sentido, romper con la inercia implica pensar oblicuamente y fundamentalmente actuar. Por lo que un comienzo para actuar es indagarse sobre ¿Qué puedo hacer hoy para contribuir a mejorar la calidad de hábitat de mis coterráneos?