En una mezcla de modestia y de aplicación del teorema cornejiano que sostiene que "se gobierna en equipo", el mismo Suarez explicó que no entiende a la política "en término personal", y atribuyó el triunfo a tres razones clave: "es un voto castigo (al Gobierno nacional), tiene que ver con los candidatos, nosotros tenemos a dos ex gobernadores en las listas y tiene que ver con la gestión", remarcó sin dejar de resaltar que en estas PASO se logró, incluso con un porcentaje mayor refrendar lo que hizo en estos dos años de gobierno.
Es que, pese al impacto que pudo tener la pandemia en el temor de algunos votantes que eligieran no exponerse y por tanto no acudieron a las urnas, o las molestias y el retraso en los sufragios que generó el viento zonda en algunos lugares, el frente oficialista que encabeza Suarez logró incluso superar los resultados de las recordadas elecciones legislativas del 2017 cuando gobernaba Alfredo Cornejo.
En aquel momento, Cambia Mendoza -con el Partido Demócrata y la Coalición Cívica dentro del frente, algo que en estos comicios no ocurrió porque ellos se sumaron a Vamos Mendocinos- conseguía en las PASO el 41,1% de los votos, un triunfo que en las elecciones legislativas generales de ese año trepó al 45%.
Pero además, por mérito propio y por algunas situaciones que pudieron influir en el voto mendocino, como fue la difusión de la imagen del festejo del cumpleaños de la primera dama en Olivos, algo que según los encuestadores había molestado a los electores locales, el frente oficialista logró también ampliar aquella diferencia con el Frente de Todos que antes de los comicios se decía que podía rondar entre el 10 y el 15% y finalmente rozó el 18%.
En las PASO del 2017 ese frente que se llamó Somos Mendoza, logró el 33,2%, aunque ese resultado cayó unos 8 puntos en las elecciones legislativas generales, en donde el PJ sólo consiguió un 25%.