Una mendocina es noticia en San Luis. Se trata de Gisela Vartalitis (45), la actual esposa del senador nacional y ex gobernador a repetición de esa provincia Adolfo Rodríguez Saá (73).
Parece ser que nuestra comprovinciana no es muy apreciada en algunos círculos políticos puntanos. La malquerida tendría en su cuñado, el actual gobernador eterno Alberto Rodríguez Saá, a su principal enemigo. Gisela, que es licenciada en administración de empresas e inversionista, tiene un hijo de 14 años con el Adolfo y dos más de una pareja anterior.
Los famosos hermanos, dueños de un estilo de gobernar que sería imposible de soportar en otras provincias, están fieramente peleados al punto que en las últimas elecciones fueron en listas distintas, división de la cual ha salido ganancioso "el Alberto", que es quien tiene la llave de la caja provincial.
Abrir el paraguas
El porteño diario La Nación dio cuenta en estos días (10/08/20) de que, muy preocupados, los intendentes peronistas de San Luis le solicitaron una entrevista al gobernador Alberto para advertirle de que la familia Rodríguez Saá no debía engolosinarse con esa disputa fraterna.
Es que todo indica que en las legislativas del año que viene tiene muchas posibilidades de alzarse con el triunfo Claudio Poggi, quien fue del riñón de los Rodriguez Saá y desde hace unos años está en la vereda de enfrente. Pocos como Poggi conocen desde adentro el sistema de tramoyas con que se sostiene ese estilo feudal de gobernar.
Según lo afirmado por el diario de los Mitre, la contestación del gobernador Alberto a los jefes comunales habría sido la siguiente: "Con mi hermano puedo acordar, claro. Pero primero que me traiga su acta de divorcio firmada". Los interlocutores quedaron mudos. Algunos, los menos, sintieron vergüenza ajena, por lo que escuchaban.
Parte de los asistentes afirmaron luego que al Alberto se le desencajó el rostro cuando habló de su cuñada. Es que Gisela Vartalitis es, para el mandatario, la causante de todas las disputas familiares que llevaron a los hermanos a ser una versión clase B de Caín y Abel.
Menduca brava
En San Luis es un secreto a voces el férreo carácter de Gisela, el que a veces dejaría escapar en reuniones donde hay mucha gente. El diario digital El Puntano, uno de los pocos medios que en San Luis no está bajo la órbita de los Rodríguez Saá, contó el 21 de marzo de 2019 un supuesto ataque de ira de Gisela, en público, dirigido a un intendente que, pese a ser adolfista, había hecho la inauguración de una obra pública a la que solo invitó al Alberto.
Uno de los puntos de mayor fricción entre los hermanos estaría centrado en el supuesto mal uso de fondos públicos que el gobernador Alberto habría entregado a Adolfo y a Gisela para la campaña en 2017 y que la pareja habría utilizado para otros presuntos fines, entre ellos la compra de una red de cartelería digital de grandes dimensiones. En la Justicia puntana las causas contra los Rodríguez Saá suelen demorarse o diluirse.
Debido a que en San Luis el secretismo del gobierno es una costumbre, lo normal es que cundan las versiones. Una de ellas habla de que, en realidad, Gisela y el Adolfo estarían separados a raíz de los escándalos señalados y que ella habría regresado a Mendoza.
Por estas horas hay un hervidero en ciertos sectores de capital puntana porque se conocería el fallo de un juicio que el gobernador Alberto le inició al periodista Diego Masci, por dar a conocer en un sitio periodístico digital el famoso y viralizado video de la entonces ministra de Educación Natalia Spinuzza. La propia funcionaria admitió que ella se grabó diciendo que estaba "fumada y borracha" y que luego lo subió a las redes. Para el gobierno de Alberto lo cuestionable fue que un periodista le dio aire. A algo que ya estaba en la web.
Como se ve, delicias propias de "otro país" que se transformó en tal sin necesidad de hacer alharaca con ningún "puntaexit".