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Al ministro de Salud le preocupa la creciente cantidad de padres antivacunas que se resisten a colocarles a sus hijos las vacunas de Sarampión y VPH. Por eso pretende cobrarles las prestaciones sanitarias públicas que requieran por no estar vacunados.
Fuente/ Gobierno de Mendoza
Mitos sexuales y postura anticientífica
"Viene creciendo mucho la cantidad de personas que se niegan a vacunar a sus hijos. Hay comunidades que por cuestiones religiosas no dejan que los vacunadores ingresen a sus colegios porque creen que si les colocamos la vacuna del VPH estamos promoviendo que esos chicos tengan una iniciación sexual y se resisten", ejemplificó Montero.
Hoy la mayor preocupación de los profesionales del Ministerio de Salud y del Vacunatorio es que justamente por esa resistencia llegue a estas tierras algún caso de sarampión, algo que no se da desde 1998.
"Si llegamos a tener un solo caso, eso ya se considera un brote", aseguran y ponen de ejemplo que eso ya se dio en otras provincias como es el caso de Salta o Buenos Aires, algo que se podría haber evitado con la vacuna que existe y es gratuita.
"Entonces además de recordarles que hay una ley nacional que los obliga, con este proyecto de recupero de las prestaciones que ya enviamos a la Legislatura, les vamos a cobrar la asistencia que requieran si detectamos que deliberadamente se negaron a ser vacunados o a vacunar a sus hijos", retrucó el ministro. Ese proyecto es parte de la reforma sanitaria que ya comenzó a tratarse esta semana en la Legislatura.
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Las creencias que afectan al sistema de vacunación
La vasta experiencia que le dio haber liderado el proceso de vacunación contra el Covid, le dio a la titular del Programa Provincial de Inmunizaciones, Iris Aguilar, la capacidad de detectar no sólo donde están los grupos antivacunas en la provincia, sino también conocer los argumentos para ese rechazo, que van desde creencias religiosas hasta rebeliones a supuestos compuestos de las vacunas.
A ese conocimiento, ahora sumó los datos indiscutibles que le aporta el Registro Nominal Digital de Vacunación, por lo que puede incluso anclar las zonas y las comunidades que lideran el rechazo.
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La jefa del Programa Provincial de Inmunizaciones, Iris Aguilar, remarcó la gravedad de que los padres se resistan a vacunar a sus hijos contra el Sarampión, porque un sólo caso podría generar un brote de esa enfermedad.
Foto: Diario UNO
"Hay adultos a cargos de menores, que pertenecen a grupos antivacunas duros, ya sea por creencias religiosas o de otro tipo, que por falsas noticias que algunos toman como verdaderas o porque creen que algunas enfermedades ya desaparecieron, se niegan a colocar ciertas vacunas. Nuestros vacunadores resisten, pero hemos tenido colegios de San Rafael y Alvear en los que no los dejan entrar, otros en los que directamente no mandan a los chicos a la escuela el día de la vacunación, y si volvemos repiten la falta", blanqueó Aguilar.
Entre las vacunas resistidas aparecen las del sarampión, el VPH, e incluso la del neumococo que deben colocarse los adultos mayores, muchos de los cuales terminan con neumonías graves por no haberse colocado la vacuna.
Ahora, con esta estrategia de cobrarles todas las prestaciones que requieran del sistema de salud público, el Gobierno no persigue un fin recaudatorio sino concientizarlos de lo grave que puede ser para toda la comunidad el hecho de que se nieguen a vacunarse.
"Hay que recordar dos cosas que son clave: primero que es importantísimo que esos padres vacunen a sus hijos para colaborar con aquellos inmunodeprimidos que no pueden colocarse esa vacuna, para generar la inmunidad de rebaño. El sarampión es mucho más contagioso que el Covid. Pero además hay que insistir en que todas las enfermedades que hoy no vemos sarampión, poliomielitis, difteria, no se ven gracias a la gente que está vacunada, pero si la cobertura de gente vacunada disminuye vamos a volver a tener esas enfermedades", lanzó.
Para graficar la importancia de esa vacunación, Aguilar apeló a lo que ocurrió en Buenos Aires ante un brote de sarampión.
"La vacuna del sarampión es una vacuna viva atenuada y por eso no las pueden recibir ni las embarazadas ni los inmunosuprimidos, entonces todos los que los rodean tienen que estar vacunados para dar inmunidad de rebaño. Eso no pasó en Buenos Aires, en donde una mujer de 52 años que era transplantada renal se contagió de sarampión y murió de una encefalitis porque el virus le generó una inflamación en el cerebro".