- (Ríe). Bueno, primero, es verdad: estoy muy contento de que me llamen “antigrieta”, porque los Estados Unidos no eligen a los líderes de Argentina. Lo único que sí podemos elegir nosotros es trabajar con esos líderes y cómo hacerlo. Igual, tampoco es sólo con ellos que nos vinculamos, sino con mucha más gente que es importante para el país. Y si yo tuviera que sí o sí elegir un bando, el que elegiría es el de los 47 millones de argentinos. Miren: lo que esperamos y lo que tenemos en mente es que nuestra tarea tenga un buen impacto. Ayudar a que la Argentina se reposicione y le dé respuestas a los problemas que tiene el planeta hoy, que son la inseguridad alimentaria y la inseguridad energética. Ustedes tienen todos los recursos para alimentar y darle energía al mundo. Y yo, lo que espero, es que Estados Unidos se alíe a la Argentina para que puedan por fin lograr ese objetivo.
- ¿Y por qué cree que nos ha costado tanto esa meta de alimentar y dar energía al mundo? Aún con los recursos, hasta el momento no lo hemos logrado por completo. Ahora el contexto internacional es -casi- más propicio que nunca. ¿Qué nos falta?
- Yo sólo he estado acá desde el 20 de enero de este año. Y soy una persona que mira para adelante, no para atrás. Lo que sí puedo decirles es que la oportunidad está ahí y que estamos tratando de alentarlos a que consideren esas oportunidades, e intentando impulsar a nuestro Gobierno para que los acompañe en su camino hacia explotarlas. Así, no sólo responderían a esos problemas del mundo de los que hablé, sino que también mejoraría la propia economía.
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Daniel Vila recibió al embajador Marc Stanley.
- A propósito de eso, hace poco dijo una frase interesante y bastante graciosa: "Creo que estoy empezando a entender a la Argentina, porque cada día estoy más confundido”. Me recuerda a esa que señala que hay cuatro tipos de países: desarrollados, subdesarrollados, Argentina y Japón. Tenemos esa fama de que aquí no funcionan las teorías ni las doctrinas. ¿Es tan así? ¿Por qué somos tan impredecibles?
- (Ríe). Lo que quiero decir es que es un poco confuso ver todos los recursos que tienen y que aún así no estén logrando los resultados que se han propuesto conseguir como país. Eso es lo que digo que me confunde. Porque, en realidad, los desafíos políticos que tienen acá son los mismos que tenemos nosotros en los Estados Unidos. Pero claro, también entiendo que es mucho más fácil para mí, siendo nuevo, venir acá y poder avizorar todas esas oportunidades que hay. Es porque yo no cargo con todas las cicatrices históricas de las luchas que ustedes han pasado. Por eso también digo que soy alguien que viene a mirar hacia adelante.
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- También sostiene que los Estados Unidos tienen cosas que aprender de la Argentina. Hace poco lo dijo, por ejemplo, cuando le consultaron por el fallo de la Suprema Corte en torno a la causa Roe versus Wade, sobre el aborto. ¿En qué otras cosas podemos "enseñarle" nosotros a su país?
- Bueno, lo pienso fuertemente a eso. Los estadounidenses hemos tenido triunfos económicos, y eso es algo en lo que la Argentina podría aprender sobre nosotros, para empezar. Pero también puede haber un aprendizaje recíproco entre los dos. Por ejemplo, ustedes son un país mayormente católico, y sin embargo, entre otras cosas, le han dado a las mujeres el derecho a elegir sobre los embarazos y su cuerpo. Nosotros tenemos extremistas que, en el nombre del catolicismo u otras religiones, se oponen a eso. Y, precisamente, tenemos una Corte que invalidó el fallo Roe versus Wade. Entonces ahora vuelve a ser un desafío de cada estado, y quizás de otras instancias legislativas, lograr lo que la Argentina ya ha conseguido. También tienen una ley que respeta los derechos de las parejas del mismo sexo a casarse. Para nosotros, ahora que se perdió lo de Roe versus Wade, eso también podría perderse. Y una cosa más: ustedes no tienen 450 millones de armas para 300 millones de personas, como nosotros en nuestro país. No tienen asesinatos masivos, ni esa clase de crímenes de odio que nosotros estamos experimentando. Ambas somos democracias jóvenes; ambas hemos cometido un montón de errores y también hemos tenido un montón de aciertos. Lo que la gente inteligente hace es tratar de aprender del otro qué es lo que funciona, y aplicarlo.
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El embajador Marc Stanley habló de su peculiar idea: visitar todas las provincias de la Argentina durante su paso por la Embajada.
- No es tan común que un embajador vaya provincia por provincia, quiera visitar cada lugar, y que tenga la popularidad que ha logrado usted en tan poco tiempo. ¿Persigue esa popularidad como un fin en sí mismo, para sumarle a la labor diplomática, o se va dando por la forma en que encara el trabajo, que es esta, justamente, la de vincularse de otra manera?
- No estoy muy seguro de cómo responder a eso. Yo leí el certificado que me dio el presidente Biden y dice que soy el embajador para la República Argentina; no dice que soy el embajador de Buenos Aires. Decidí tomarme eso muy en serio y conocer, entonces, toda la república. ¿Por qué? Porque tenemos compañías de Estados Unidos haciendo negocios, o queriendo hacerlos, a lo largo de todo el territorio. No sólo en la Capital. Y tenemos turistas también queriendo visitar más allá de Buenos Aires y hay gente en toda la Argentina que quiere visitar los Estados Unidos. Entonces la respuesta es esa. Yo creo que la única forma de hacer esto es vinculándose con la gente. Y te agradezco por decir que he logrado cierta popularidad, pero yo lo único que quiero es humanizar lo que somos y quiénes somos en verdad los Estados Unidos. Que la gente sepa que queremos ser amigos de ustedes. Mirá: Bill Clinton dijo una vez, en un discurso impresionante que le escuché, esta frase: "Me cae bien la gente a la que yo le caigo bien". Bueno, yo quiero que el argentino sepa que a nosotros nos caen muy bien.
- ¿Y cómo ha sido su paso por Mendoza? ¿Qué es lo que ha encontrado de especial en ella?
- Mendoza es el destino del que todo el mundo te habla. Su industria vitivinícola ha madurado tanto en los últimos 15 años, que ahora compite con Francia, Italia y con los Estados Unidos, con Napa. ¡Y eso que tenemos muy buenos vinos en Napa! Pero, en verdad, lo que más me impresiona desde que aterrizamos es cuánto la aman los que viven acá. Con quien sea que hables, está muy orgulloso de todo lo que ha logrado la provincia. Y no sólo con el vino: también con la agricultura, con la sociedad civil, con las reformas a la Justicia, con la creación de empleo, la educación, la enseñanza de inglés, con las universidades... Estuve en el ámbito universitario y fue asombroso.
- Claro, se lo vio compartiendo con estudiantes.
- Sí, no sólo estudiantes, estuvimos con bastante gente. Compartimos con chicos estadounidenses que vinieron de intercambio desde la UC Davies (Universidad de California), con la rectora, con el vicerrector, algunos decanos... Ah, y las instalaciones. Las instalaciones son impresionantes.
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El embajador Marc Stanley durante su encuentro con el gobernador Rodolfo Suarez, el vicegobernador Mario Abed y la senadora nacional Mariana Juri.
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- ¿Un concepto sobre su charla con el gobernador Rodolfo Suarez?
-Hablamos de muchas cosas. De Vaca Muerta, que la parte norte sabemos que está en el territorio de la provincia, de los depósitos de cobre que hay, de la agricultura, del potasio que tienen para hacer fertilizantes, y sobre todo, hablamos de encontrar habilidades para continuar con estas relaciones que ya tenemos actualmente. Hay muchas exportaciones de vino yendo hacia los Estados Unidos, y hay muchos turistas de allá viniendo hacia acá. Creo que es un buen intercambio y queremos mantenerlo y fortalecerlo. Volveremos para seguir trabajando en todo eso.
- ¿Qué le dijo el presidente Biden cuando lo envió a la Argentina?
- Que no metiera la pata. (Risas).
- No creo que lo haya creído capaz de hacerlo.
- No, no, claro. Estoy bromeando. Igual el presidente tiene un muy buen sentido del humor, ¿eh? No. La respuesta es simple: yo creo que él analizó que este era el único país por el que yo pedía.
- ¿De verdad?
- Absolutamente de verdad. Yo sólo pedí por Argentina.
- ¿Y por qué?
- Porque he estado acá antes y estoy enamorado de la belleza que tiene este lugar. Y porque creo que es un espacio en el que puedo realmente hacer un bien: ayudar a mejorar la relación bilateral y a que ese vínculo crezca. Amo todo de Argentina. Para mí, es perfecta. Sé que al presidente Biden le gustaría ver que esta relación crezca hacia adelante, y ya estamos viendo muy buena recepción desde la Casa Blanca. De hecho, estuvimos en Washington con el ministro Sergio Massa hace algunas semanas, y también con Wado De Pedro y nueve gobernadores días atrás. Fuimos a la Casa Blanca, al Departamento de Estado y al de Seguridad Nacional. Hay buena receptividad allá. Sabemos que el mundo tiene muchos lugares desafiantes en los que Estados Unidos está obviamente enfocado en estos momentos, pero acá hay una gran oportunidad de mejorar los lazos, así que estoy feliz de estar en mi puesto y ver todo lo que está pasando.
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Marc Stanley y su esposa Wendy fueron recibidos por Daniel Vila y su familia en la Estancia San Isidro este viernes 14 de octubre, tras una gira de tres días por Mendoza.
- Precisamente sobre esa relación: la pregunta recurrente que le hacían cuando recién llegaba era si Argentina podía renegociar sus metas para con el Fondo Monetario Internacional en 2022. Ahora que algunos de esos objetivos ya se lograron, la pregunta es si el país podrá redescribir nuevas metas para el año que viene, en términos de inflación, de déficit fiscal, etcétera. ¿El FMI tiene que sentarse a discutirlo, o lo que ya está pautado debe quedarse como está, al estilo de "un trato es un trato"?
- Es que, para ser honesto, si la Argentina responde (con exportaciones) al desafío global de la inseguridad alimentaria y energética, esos problemas se van a resolver por sí mismos. El Fondo no va a ser más un problema para ustedes. Es más: van a estar en condiciones de pagarle. Sólo con los hidrocarburos de Vaca Muerta, en diez años podrían agregar 95 mil millones de dólares a su balanza de pagos y podrían crear 350 mil puestos de trabajo. Y sólo estamos hablando de hidrocarburos; si miramos a la agricultura y a los minerales, es mucho más. Hay tanto por hacer en este país, que el FMI les va a quedar sólo en el espejo retrovisor, ni siquiera van a tener que pensar en él. Y algo más: a la inflación también la van a poder mirar por el espejo retrovisor. Pero en este momento, a muchos de esos hidrocarburos, por ejemplo, los tienen bajo tierra. ¿Cuánto valen bajo tierra? Cero. Si los sacan, ahí tienen valor. El litio, en la tierra, también vale cero. Los cultivos, granos, soja, maíz, que no planten, también cero. ¡Planten y exporten!
- Bueno, entonces los hidrocarburos son nuestro principal problema hoy por hoy. Porque al litio ya lo estamos exportando y a los granos también; sólo que, a los combustibles, no tanto como deberíamos.
- En realidad, recién están comenzando con el litio, y recién están comenzando con los hidrocarburos. Miren: el combustible es lo que se necesita hoy por hoy. En Vaca Muerta tienen 32 plataformas; si crece como se espera, pueden ser 70. Con el oleoducto trasandino y con el de Bahía Blanca, van a quedar en posición de exportar un montón de combustible; eso es dinero que ingresa directo al país. ¿Y una cosa más? El turismo. Por ejemplo, en Mendoza la gente viene y gasta efectivo, eso es dinero ingresando directa y rápidamente.
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Un distinto. A su agenda por Mendoza, el embajador Stanley le sumó un paseo por los tradicionales pasillos del Mercado Central.
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- Se ha hablado mucho sobre el encuentro entre los presidentes Joe Biden y Alberto Fernández, y sobre el hecho de que aún no haya podido concretarse. ¿Sigue pensando en que se hará pronto? Y le pregunto si hay temas que cree que no deberían faltarle a ese diálogo. Por ejemplo, lo que pasó el 6 de octubre en la ONU, cuando Argentina se abstuvo de votar la investigación de posibles violaciones a los Derechos Humanos en China.
- Habíamos armado el encuentro en julio y estábamos muy entusiasmados con la reunión entre ambos mandatarios. Lamentablemente, luego el presidente Biden tuvo Covid y hubo que reprogramarlo. Luego, en agosto, Washington cierra como cierran acá en enero. Ahora vino septiembre y tuvimos mucha actividad: la Asamblea General, la muerte de la Reina, que hizo que el Presidente tuviera que viajar; entre otras cosas. Y ahora estamos con las elecciones de medio término, entonces entiendo que nuestro Gobierno no estará tan enfocado como debería estarlo para una visita del presidente argentino. Yo aliento que creemos un momento en que la reunión pueda generar los mejores efectos posibles, donde todos podamos tener la cabeza bien puesta en eso. ¿Y qué pretendo del encuentro? Bueno, que la Argentina pueda exponer sus virtudes. Todos estos recursos de los que hablamos: que es el segundo depósito de shale oil del mundo; el tercero en litio; top cinco en trigo, maíz y soja; una producción ganadera asombrosa; turismo; todos esos elementos. Y espero que puedan volverse socios para, también, poder elevar la producción en esas áreas.
- ¿Y respecto a la política internacional?
- Argentina preside el Consejo de Derechos Humanos y sabemos que tiene toda una historia de haber sufrido violaciones a esos derechos humanos. Lo que esperamos es que continúe mostrando aún más liderazgo al hablar del tema, y que aseguren que otros países también puedan fortalecerse en ese sentido. Eso es lo importante en nuestro hemisferio y en el mundo: el derecho a votar y a que ese voto cuente, el derecho de postularse contra el presidente de Nicaragua sin terminar en la cárcel, el derecho a hablar y expresarse en Cuba sin terminar también en prisión, el derecho a ganar elecciones en Venezuela y que esas elecciones sean respetadas, etcétera. Queremos trabajarlo junto a Argentina. Seguir hablando de cuánto queremos que la democracia prospere en el hemisferio occidental.
- Embajador, muchas gracias por su tiempo.
- Muchas gracias a ustedes. ¡Espero disculpen que mis respuestas hayan sido tan largas!
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