Luis Lobos (60) y Claudia Sgró (55) transitaron esta primera semana en la cárcel con estados de ánimo muy distintos: él, con resignación; ella, con angustia extrema.
Luis Lobos (60) y Claudia Sgró (55) transitaron esta primera semana en la cárcel con estados de ánimo muy distintos: él, con resignación; ella, con angustia extrema.
Sin embargo, el ex intendente peronista de Guaymallén y la ex esposa están unidos por una expectativa: recuperar la libertad gracias a un fallo de la Suprema Corte de Justicia que está pendiente desde el viernes 22 de abril a la mañana, horas antes de que un tribunal los enviara a prisión para cumplir la condena por fraude.
Lobos y Sgró están alojados en los edificios penitenciarios de San Felipe y El Borbollón, donde cumplen la primera etapa, la que es considerada más dura para quienes jamás pisaron la cárcel: el aislamiento.
Parte de la etapa de admisión, este estado cesará este viernes y recién el fin de semana podrán recibir visitas.
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El ex cacique de Guaymallén podrá recibir a su hijo Facundo, quien lo acompañó durante la audiencia oral del Tribunal Penal Colegiado, que terminó con el encarcelamiento inmediato y el traslado a la prisión.
A Sgró podrán visitarla sus dos hijos, uno de los cuales vivía con ella en una casa del barrio Unimev hasta que los jueces Jorge Luis Del Pópolo, Marcelo Gutiérrez del Barrio y Ezequiel Crivelli rechazaron el planteo de mantenimiento de libertad o prisión domiciliaria y ordenaron que fuera llevada a El Borbollón.
A Lobos se lo ve resignado en el penal. Callado. Pensativo. Solo. Literalmente.
Ese estado interior comenzó a germinar en sus entrañas cuando el 25 de febrero último la Sala II de la Suprema Corte de Justicia confirmó la condena por fraude por el caso de los empleados truchos de Guaymallén.
El acabóse se produjo el jueves 21 de este mes, cuando la Corte lo dejó en la puerta de la cárcel al rechazar su planteo de seguir en libertad mientras apelaba la condena en la Corte de la Nación.
El viernes 22 se presentó en el Polo Judicial vistiendo ropa cómoda, como para pasar la primera noche preso al final de la audiencia. Sabía que ése era su destino inmediato.
Su convivencia con los demás internos de pabellón es tranquila. De respetuo mutuo.
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Claudia Sgró está más afectada emocionalmente por este presente de privación de la libertad.
A diferencia del ex esposo, ella tuvo esperanzas de zafar hasta el último minuto.
Jamás pensó que un día terminaría presa para cumplir una condena.
Tiene algunos problemas para conciliar el sueño, algo que es muy común a los que recién entran a la cárcel.
Ella tampoco tiene roces con el resto de la población penitenciaria del complejo situado en Las Heras.