Jorge Lanata siempre intentó ser mejor, fue generoso, transmitió conocimiento y experiencia a todos sus equipos, aún cuando se abandonaba a sí mismo, porque se fumó un riñón que le habían trasplantado. Eso es literal.
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Jorge Lanata en la radio, un formato que amaba.
Lanata inventó Página 12, el de verdad, el que incomodó al poder. Fundó diarios y revistas, e hizo productos de radio y TV muy exitosos. Desde el atril del Martín Fierro describió por primera vez lo que él mismo llamó la “grieta” que aún nos atraviesa, aunque vaya cambiando de actores. Era el tipo que le cantaba las cuarenta al poder, al que sea. Fue un gran contador de historias, y un entrevistador fuera de serie. Pudo resumir con años de anticipación un sentimiento muy popular hacia la política, con el "Fuck You" de PPT.
En este mismo momento hay gente en las redes festejando su muerte. Eso lo hace más grande. Fue declarado enemigo del menemismo, del kirchnerismo, de los radicales, del macrismo. Los libertarios lo miraban con desconfianza. Javier Milei ya presidente lo acusó de mentir y de "ensobrado". Lanata le contestó con una demanda por injurias, en abril pasado. Tampoco en esa se lo vio arrugar.
Puede que su mayor mérito de laburante de la democracia no se lo reconozcan jamás, más allá de poner luz en las zonas más oscuras del poder y de la corrupción argentina, ese desvío ético que mata. Fue en su programa “Periodismo Para Todos” que una niña formoseña dijo tener “hambre de agua”.
El gordo no se fue. No se traguen esa mentira. Estará vivo en cada pregunta, cada cuestionamiento, cada investigación del poder. Tal vez alguien se lo ponga en alguna placa: Jorge Lanata se convirtió en un gran auxiliar de la república. Por eso, si Hermenegildo Sabat viviera, ya le habría dedicado una viñeta con alitas.
Lanata vivió para contarla. Y lo hizo mejor que nadie. Así es que salud, y un brindis por el que partió. Le ha dado todo al país, y al público argentino.
Ya no podíamos pedirle más.