El 14 de marzo de 2015 la convención radical decidió en Gualeguaychú la estrategia electoral. Incluía ir a las PASO frente al PRO y la Coalición Cívica pero excluir a Sergio Massa. La elección de esa alternativa, a la postre, resultó decisiva para que Macri llegue a ser presidente y, de esta forma, la UCR alcance al poder dentro de Cambiemos.
Cuatro años después, el radicalismo se encuentra en otra encrucijada. La cúpula partidaria, con Alfredo Cornejo y Gerardo Morales a la cabeza, está encuadrada en Cambiemos, como buena parte de sus correligionarios. Otra ala, minoritaria y con Ricardo Alfonsín a la cabeza, permanece en el partido pero con fuertes críticas a la conducción.
De uno y otro lado se debaten cuál es la mejor alternativa electoral para este año. Con Macri ya lanzado para obtener su reelección, desde el partido centenario tienen objetivos casi paradójicos. Es que si bien ven con buenos ojos un nuevo mandato de Macri, también quieren ganar espacios de poder y no perder identidad. Por eso es que encuadrarse tras la estrategia del PRO huele a poco para los radicales.
Alfonsín ya avisó que el radicalismo debería tener un candidato a presidente propio. Lo cierto es que, más allá del armado nacional y de los dirigentes que tiene, hoy el radicalismo no cuenta con un gran candidato con chances de competirle a Macri.
La única figura con cierta potencialidad es Martín Lousteau. El ex ministro de Economía de Cristina Kirchner se afilió hace un año a la UCR. En 2015 había puesto en jaque la elección de Horacio Rodríguez Larreta como jefe de Gobierno. Y, si bien formó parte del gobierno como embajador en los Estados Unidos, le critican que le cuesta alinearse y que prefiere trazar su
propia estrategia.
Lousteau fue invitado por Macri para acompañarlo a su viaje a la India y Vietnam, que comenzará este viernes y el diputado aceptó la invitación. El vínculo directo entre ambos puede dejar afuera de la mesa de negociación a las autoridades partidarias de la UCR, que esperarán las siguientes movidas de Lousteau.
Igualmente, sigue siendo ambivalente su posición. Mientras que algunos sostienen que podría postularse a precandidato a presidente en una PASO contra Macri, otros creen que podría volver a intentar en la Ciudad de Buenos Aires, a pesar de que su desempeño electoral cayó en 2017: obtuvo 12 puntos y salió tercero.
Los defensores de llevar a Lousteau a las PASO destacan algunos puntos. La UCR podría presentar un candidato propio y que ese candidato tenga un desempeño electoral aunque sea digno. Pero además, puertas afuera del partido, también podría aportar a Cambiemos. Es que, con una elección reñida para Macri, podría llegar a fortalecerlo y engrosar el número en agosto. Y, de cara a octubre, se haría campaña para que los votantes de Lousteau se mantengan y vayan con Macri.
Esto permitiría contener a cierto radicalismo disidente, ya que no se dejaría todo tan servido al PRO. Sin embargo, la imprevisibilidad de Lousteau le resta certidumbre a esta estrategia. Y, además, debería ser validada con el PRO: la cúpula radical sabe que no podrían tomar esta decisión en disidencia con la Casa Rosada. En este sentido, les resulta una incógnita
qué reacción pueda tener el PRO ante una eventual competencia interna. ¿Sería una desautorización al Presidente ponerle un contrincante o fortalecería la alianza?
Otra alternativa de negociación puede ser participar de la fórmula presidencial. Es decir, aportar el candidato a vicepresidente de Macri. Tiene dos puntos débiles esta alternativa. Por un lado, el radicalismo no tendría candidato a presidente, por lo que los díscolos seguirían descontentos.
Pero, además, podría atentar con la estrategia que busque el PRO, que seguramente prefiera una mujer para ese puesto, y en el radicalismo no abundan.
Estos temas se debatirán en la próxima convención de la UCR. Si bien no está oficializado, se espera que sea en marzo y en Jujuy. Se trata de unos de los tres distritos gobernados por el radicalismo (los otros son Mendoza y Corrientes) y el mandatario provincial, Morales, es una de las figuras más fuertes.
La paradoja de la convención en Jujuy llega también por novedades externas a Cambiemos. A las figuras peronistas que ya estaban instaladas se sumó Roberto Lavagna, que volvió a aparecer públicamente en las últimas semanas. Gerardo Morales, anfitrión y uno de los referentes del partido, buscará que algunos radicales desencantados no se tienten con acercarse a Lavagna. La rareza es que Lavagna y Morales fueron compañeros de fórmula, en 2007.
Por otro lado, el Comité Nacional de la UCR intervino el miércoles a la UCR de Santa Fe. Esto no solo aporta novedades a la contienda local, sino que tendrá consecuencias para la convención. Es que Santa Fe aporta una gran cantidad de convencionales, muchos de ellos enfrentados a la conducción nacional y cercanos al Frente Progresista santafesino. Al estar intervenido el partido y no contar con autoridades, no podrán participar de la convención, lo que lleva alivio a la conducción nacional, que tendrá más facilidad para lograr un consenso.
Fuente: Francisco Llorens para el Cronista