Fidelidad en crisis
Ese puñado de hombres y mujeres que estarían actuando como políticos profesionales y previsores, parecen haber entendido que la gobernabilidad es un asunto central en la Argentina y que las coaliciones son y serán el modo de hacer política ante la pérdida de la otrora fuerte fidelidad del votante a un partido determinado.
Estos despabilados -frutos del susto al que aludíamos en el comienzo- son los que creen que no favorece a un país que haya un gobierno débil ni tampoco una oposición desperdigada.
El ex presidente uruguayo Julio Sanguinetti acaba de afirmar que "es muy extraño que se dé un gobierno, como el de la Argentina, donde el presidente no es la cabeza". Y en nuestro país ha sonado mal que Mauricio Macri haya expresado que no hay nada que dialogar con el kirchnerismo, cuando en realidad sí hay mucho que discutir para encaminar al país o por lo menos para frenar la caída al precipicio.
¿Y ahora?
Hemos llegado al final de la campaña para las PASO 2021 y comprobado, repasando los libretos de esa contienda, que en los espiches de los precandidatos no está explicitada la idea de que el oficialismo y la oposición deben hacer acuerdos mínimos de gobernabilidad o de que eso vaya a ser favorecido por el trabajo legislativo de esos futuros legisladores.
Hablamos de pactos simples que contengan las principales líneas de acción para sacar a la Argentina de la postración. O, si se quiere de poner más claridad a través de un conjunto acotado de políticas de Estado donde el país figure a la cabeza de los principales proyectos. Hoy al tope están las facciones.
La salida de la pandemia ya no será el tiempo de Cristina ni de Macri. No es que se vayan a jubilar para dedicarse a los nietos. Pero ambos se han empezado a chamuscar en el fuego que ellos mismos prendieron. Y la Argentina ha empezado a desconfiar de ambos. Y ese es un temor que no pueden esconder.
Hay susto electoral porque nadie asegura el triunfo, sobre todo en la general. Cristina es una maestra en eso de eclipsarse en determinados momentos políticos. A Macri le falta más cintura.
Los acuerdos básicos que necesita la Argentina, y que podrían estar sucediendo entre bastidores, deben trascender el momento de las elecciones. Por eso sería excelente que se estuviera trabajando al margen de los fuegos artificiales de la campaña, repleta hoy de pavadas y de ardores de cartón.