Alberto Fernández viene con regalo. Y no estoy hablando de ese perro con nombre de poeta cantor que el presidenciable presenta como si fuera uno de su familia. Déjenme de joder con eso de que los perros son igual de  importantes que los humanos. De sólo pensar que Dylan anda pishando o deponiendo sobre el parquet del departamento de Puerto Madero ya me pone mal.

Tampoco hoy vamos a referirnos al futuro hijo presidencial, Estanislao (24), ese muchacho tan singular que ha sacudido la modorra argentina, para bien, al contar con naturalidad que es drag queen y displayer.

En esta ocasión, damas y caballeros, queremos hablar de la persona que todos dicen que será -desde el 10 de diciembre- la primera novia de la Argentina: Fabiola Yáñez.

De 38 años, es actriz y comunicadora. Está en pareja desde hace más de un año con el candidato a presidente más votado en las PASO nacionales. Por estas horas la vemos en la palestra porque la han sumado a la campaña electoral del kirchnerismo haciendo tareas sociales en merenderos y barrios pobres. Bien tradicional.

Asesora todo terreno

Las mujeres de los presidentes despiertan siempre un fuerte y lógico  interés. Duermen bajo las mismas sábanas. Ocupan el mismo baño. Se cuentan los mejores secretos. Los escuchan putear y eructar.

 Embed      

Imagínense que Fabiola lo siente roncar todas las noches al Alberto. Y lo va a tener que bancar casi a diario hablando pestes de aquellos ministros que no dan pie con bola o de los  secretarios que resulten chambones o de esos hijos de sus madres de la oposición que no dejan de cuestionar.

Fabiola, por caso, va a saber todo lo que su marido piensa en realidad de Cristina Kirchner y de La Cámpora, esos buenos muchachos que sólo quieren el bien del país, según ha aclarado el candidato.

La pareja de un presidente/a termina convirtiéndose en asesor/a no formal del mandatario/a. Así fue Néstor Kirchner en la primera presidencia de Cristina, hasta que murió.

Isabel Perón no tuvo marido que la asesorara. Ella suplantó al líder cuando éste falleció en ejercicio del poder. Y tuvo a un brujo payasesco, José López Rega, como hombre de consulta.

Las sostenedoras

La actual primera dama, Juliana Awada, ha sido el principal sustento emocional del presidente Macri. Como Inés Pertiné lo fue de Fernando De la Rúa cuando éste renunció a fines de 2001, a mitad del mandato. En ambos casos, Awada y Pertiné lo hicieron desde posiciones no políticas.

En cambio Cristina fue mucho más que una asesora de Néstor. Fue socia igualitaria desde una formidables sociedad político-comercial.

Distinto fue el caso de Zulema Yoma, quien aceptó aparentar una relación de pareja estable que duró poco tiempo y que terminó con Carlos Menem echándola poco menos que a las patadas de la residencia oficial de Olivos en medio de un escándalo mayúsculo.

En un país donde las encuestas suelen ser la contracara de la eficiencia y el rigor, Fabiola Yáñez, designada de antemano por los ansiosos como la sucesora de Juliana Awada, es un misterio a develar.

Uno más en esta Argentina que nos tiene como maleta de loco.