La senadora Anabel Fernández Sagasti en la movilización que tuvo lugar este viernes en Buenos Aires en repudio al atentado de Cristina Kirchner.
Los mendocinos -entre ellos muchos peronistas- también dijeron presente durante la marcha que se concretó este viernes en Plaza de Mayo en contra del atentado a Cristina Kirchner luego del ataque que tuvo lugar el jueves por la noche en el barrio de Recoleta.
La marcha peronista y "Jijiji" de los Redondos, banderas argentinas y remeras con la estampa de Cristina, pecheras y camperones de los sindicatos, remeras y cabellos de colores vivos, cochecitos y mamaderas, bicicletas y bolsos para picnics familiares eran algunas de las postales de una tarde en la que predominaron mensajes en defensa de la democracia, según precisó Télam.
Entre la masa había, como se dijo, varios mendocinos. Desde la senadora y presidenta del PJ local, Anabel Fernández Sagasti, hasta el secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo; pasando por por el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería, Guillermo Carmona, y otros militantes que se expresaron en la calle.
Las líneas de subte se convirtieron en el transporte ideal para llegar a cualquiera de las esquinas que rodean el Cabildo, aunque los pasajeros preferían bajarse en las estaciones intermedias para encontrarse con amigos y familiares.
Los retratos se multiplicaban, al igual que los saludos y los cantos.
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Además de banderas y escarapelas, entre la multitud se acumulaban carteles y banderas. "El discurso del odio no es libertad de expresión", decía un rectángulo de cartulina que llevaba una mujer.
En la escalera del subte A, frente al Ministerio de Economía, un oficial de la Policía de la Ciudad miraba la pantalla del celular, ajeno a una selfie que se sacaban unas 15 personas con los dedos en V. Una de ellas llevaba una cartulina a modo de capa en la espalda, con la inscripción "Gracias, Cristina, por cuidarnos".
Mientras el Sindicato de Canillitas arrancaba el Himno nacional a capella, a metros de la Pirámide de Mayo, alguien pintaba en azul y amarillo sobre el Ministerio de Cultura porteño, lo que fue la sede del Gobierno de la ciudad, en la esquina de avenida de Mayo y San Martín: "Es nuestro milagro".
Unos metros más adelante, sobre Yrigoyen, los militantes de la Agrupación Transforma 31 de Octubre se sumaban a la batucada con sus pecheras blancas que señalaban "Si no hay amor, de nada sirve".
"¿Hablará la Jefa?", preguntó alguien. "Esto recién empieza. de acá no se mueve nadie", vaticinó un joven con rastas que intentaba avanzar en la marea humana frente al Cabildo.
Acentos porteños, bonaerenses, cordobeses, del NOA, del NEA, cuyanos y patagónicos se entrecruzaron en el aire de una tarde que para muchos quedará en la memoria; igual que las imágenes de violencia que se vivieron el jueves.
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