Hace algunas semanas, la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), que depende del Ministerio de Defensa, promocionó en sus redes sociales la finalización del Dispositivo de Entrenamiento de Procedimientos (PTD) para el avión de combate IA-63 Pampa III. El anuncio se celebró como un hito en el fortalecimiento de la industria de defensa nacional.
Contrataciones opacas: el negocio a dedo del simulador que FAdeA y el Ministerio de Defensa no explican
Autoridades de la Fábrica Argentina de Aviones y del Ministerio de Defensa definieron que los pilotos del Pampa III entrenen con simuladores de uso doméstico
Sin embargo, una investigación revela que, detrás del discurso oficial, se esconde un proceso de adquisición opaco y una serie de decisiones que comprometen la calidad de una herramienta crítica para la formación de los futuros pilotos de la Fuerza Aérea.
El propio Ministerio de Defensa se hizo eco del logro en su cuenta oficial de Instagram, arrobando a FAdeA y mostrando lo que se presentaba como el resultado de un desarrollo integral. Pero la realidad dista mucho de la narrativa.
La investigación revela que, si bien la responsabilidad del proyecto recayó sobre la fábrica estatal, la provisión de los componentes principales para el simulador fue subcontratada a la empresa Iron Driver, una firma local cuyo principal negocio se centra en simuladores de ocio y videojuegos.
El engaño en las redes: de "crear de cero" a "ensamblar baratijas"
El aspecto más crítico de esta historia es la flagrante contradicción entre el mensaje oficial y la realidad. FAdeA no fabricó el simulador "de cero", como dan a entender sus comunicaciones públicas. En su lugar, simplemente ensambló componentes de terceros. Este simple hecho ya pondría en duda el alcance de la inversión, pero la gravedad aumenta al considerar la calidad de los productos elegidos.
Simulador profesional vs. simulador "gamer”
El núcleo de la controversia reside en la marcada diferencia tecnológica y de calidad entre lo que fue adquirido y lo que se considera un estándar en la industria de la simulación de vuelo militar. El simulador, una herramienta crítica para la formación de pilotos, parece haber sido construido con una tecnología que, si bien es popular entre los aficionados, no cumple con los rigurosos requisitos del entrenamiento profesional.
El análisis de los componentes utilizados revela puntos de quiebre significativos:
- Mandos de Vuelo: En lugar de replicar con precisión los controles del avión real, el simulador utiliza un sistema de Logitech X56, un mando de vuelo de plástico de uso comercial. Los simuladores de alto rendimiento de uso militar requieren réplicas exactas en cuanto a materiales (aleaciones de metal), ergonomía, peso y resistencia. La falta de estas características puede generar una transferencia de aprendizaje negativa, donde el piloto aprende hábitos que no se aplican en la cabina real.
- Retroalimentación de Fuerza: Los componentes de Iron Driver no ofrecen una tecnología avanzada de retroalimentación de fuerza (Force Feedback), que es crucial para replicar la sensación del aire sobre los controles, la gravedad y la resistencia. Esta tecnología es un pilar fundamental en la formación de un piloto de combate, y su ausencia compromete la calidad del entrenamiento.
- Pedales y Visuales: El uso de pedales de uso comercial y un sistema de visualización de tres pantallas fijas es un estándar en los "simuladores de cabina de casa". Un simulador profesional de combate requiere un sistema de proyección de al menos 180° o un domo completo para entrenar la conciencia situacional y las maniobras aéreas, que dependen de la visión periférica.
El costo de la decisión
El análisis de precios de los componentes disponibles en el mercado respalda la hipótesis de que se optó por una solución significativamente más económica.
- Opción adquirida (Iron Driver / Logitech): el costo de los componentes supuestamente utilizados es notablemente inferior. El mando de vuelo Logitech X56, los pedales y las pantallas de uso comercial tienen un valor aproximado en el mercado que oscila entre los 500 y 1.000 dólares. Este tipo de hardware se considera una inversión para entusiastas, no para uso militar o profesional.
- Opción de mayor calidad que ofrecen empresas competidoras en Argentina: los componentes de un competidor en el segmento de alta gama son de un segmento de precio y calidad superior. Solo una base de palanca de mando de alta gama puede costar más de 600 dólares, y los kits completos pueden superar fácilmente los 1.500 o 2.000 dólares. Si a esto se le suma un chasis de aluminio, un sistema de retroalimentación de fuerza y un software profesional, el costo total del hardware podría ser entre 3 y 5 veces mayor.
Opacidad en un proceso sin licitación
Quizás el aspecto más preocupante de esta historia es el proceso de selección de Iron Driver.
La investigación no encontró registro de una licitación pública que permitiera a otras empresas, incluyendo aquellas que ofrecen tecnología de grado militar, competir por el contrato. Esto sugiere que el acuerdo se formalizó a través de una contratación directa, un mecanismo que, si bien es legal en ciertas circunstancias, a menudo levanta sospechas sobre la transparencia y el favoritismo.
La ausencia de un proceso de competencia genera un espacio de discrecionalidad que permite a los funcionarios privilegiar a una empresa sobre otra, sin una justificación clara basada en el precio o la calidad.
El riesgo más allá de lo económico
En un proyecto estratégico para la defensa nacional, la elección de una solución de menor calidad, a través de un proceso no transparente y envuelto en una narrativa engañosa, representa un riesgo que va más allá de lo económico. Compromete la preparación de los pilotos, la inversión de fondos públicos y la credibilidad de las instituciones encargadas de velar por la seguridad y la soberanía del país.
Se espera que las autoridades del Ministerio de Defensa y FAdeA brinden una explicación sobre la elección de este proveedor y aclaren si la calidad de los componentes cumple con los requisitos necesarios para la formación de las futuras generaciones de pilotos de la Fuerza Aérea.






