Mientras el hombre era asistido, los uniformados se trasladaron hasta el lugar donde supuestamente había sido atacado, entre San Isidro, Omil y Alem. Allí se entrevistaron con la empleada de una panadería. La mujer contó que conocía a la víctima, ya que todos los miércoles y domingos -entre las 7 y las 8 de la mañana- se sentaba frente al comercio a esperar a una joven, con quien luego ingresaba a un hotel alojamiento de la zona, pero en esta ocasión no habría observado cuando fue herido.
Los uniformados se trasladaron luego hasta una casa donde funciona un maxiquiosco. Allí su dueña contó exactamente lo mismo que la empleada de la panadería. La presencia de la víctima en la zona los días miércoles y domingo era muy notoria ya que llegaba en su bicicleta azul y esperaba a la joven -que lo hacía en una moto- para luego ingresar al residencial.
Ninguna de las entrevistadas supo identificar a la mujer, por lo que se trasladaron al motel en cuestión. Al llegar al lugar descubrieron que en la vereda había grandes manchas de sangre. Allí se entrevistaron con el dueño, quien confirmó los dichos de las testigos y aportó más datos sobre la persona con quien mantenía las citas.
Efectivos de Criminalística realizaron hisopados en las manchas encontradas, secuestraron las imágenes de las cámaras de seguridad de los comercios de la zona, y buscan a la mujer con la que la víctima iba a encontrarse.