En el barrio Flores la sorprendió un sujeto que la tomó de atrás y además de manosearla le frotó en todo el cuerpo sus órganos genitales. Los vecinos casi lo linchan.

Ultrajaron a nena de 10 años cuando fue a comprar pan en Ciudad

Por UNO

Una pequeña de 10 años fue abusada el domingo en horas de la mañana cuando fue a comprar a una panadería en las proximidades de su casa en el barrio Flores Oeste de Ciudad.

Una vez que ella reconoció a quien fuera su abusador, los vecinos lo molieron a palos y golpes y se salvó porque logró escapar ya que en caso contrario lo iban a linchar. Además denuncian inacción de la Oficina Fiscal Nº2, donde no aceptaron la ampliación de la denuncia que quiso hacer la madre de la menor.

Este grave hecho ocurrió el domingo pasado cuando la pequeña –su nombre no se da a conocer por tratarse de una instancia privada– había ido a un negocio ubicado en la calle principal del barrio a comprar pan y tortitas.

Cuando salió fue abordada por un joven de entre 17 y 18 años quien la tomó de atrás, abusó de ella y la ultrajó previo taparle la boca. Al mismo tiempo la bombardeaba a preguntas tales como si vivía sola, si iba a la escuela mientras sacaba sus órganos genitales y se los frotaba por el cuerpo diciéndole palabras obscenas ante la paralización de la pequeña por el susto. Con gran esfuerzo, porque él la tenía sujetada, alcanzó a escapar y llegó a su casa, distante unos 500 metros, llorando desconsoladamente y allí contó lo que le había sucedido.

Su madre le preguntó si lo reconocía y ella afirmó con la cabeza que sí. Entonces la mujer fue hasta la Oficina Fiscal Nº2 del barrio Cano y radicó la denuncia correspondiente, que quedó en el expediente P-9540/14 que lleva la firma de la auxiliar Carina Andrea.

Mientras tanto se juntó un grupo de vecinas que habían tomado conocimiento de lo sucedido y una de ellas le preguntó a la nena si lo reconocería y ésta afirmó que sí con la cabeza, porque no podía hablar dado que aún estaba en shock.

Justamente en ese momento el sujeto iba caminaba por la calle principal del barrio, por lo que la nena le señaló a la mujer que era el que tenía una remera rayada. Entonces ésta se le acercó y le preguntó por qué le había hecho algo tan grave a su sobrina –en realidad no lo era– y se lo recriminó, ordenándole que no se moviera del lugar.

Esto bastó para que varios vecinos arremetieran en su contra a patadas y golpes y solamente porque logró escapar evitó un linchamiento.

La madre de la pequeña en horas de la tarde regresó a la Oficina Fiscal para ampliar la denuncia porque su hija estaba en condiciones de reconocer al agresor y luego de una larga espera le dijeron que no se la aceptarían y que sabían que el joven estaba internado.

Cuando la mujer preguntó que tenía que hacer en caso de que le arrojaran ladrillazos en la puerta, le respondieron “arréglesela”.