En 5 años Mariano Luque fue y vino de la cárcel varias veces. Cayó en el 2012 por la desaparición de Soledad Olivera (31), con quien tuvo una relación.
La Justicia pudo probar que el mismo día en que la joven madre desapareció -el 18 de noviembre de 2011- intercambió 100 mensajes de texto con Luque.
Por ese hecho fue acusado de privación ilegítima de la libertad, pero la Segunda Cámara del Crimen lo absolvió el 8 de septiembre de 2015 por el beneficio de la duda.
Poco pudo disfrutar de su libertad, ya que en menos de dos meses el fiscal Santiago Garay le volvío a caer encima. Esta vez, con el testimonio de su ex pareja, Beatriz Chacón acusándolo del crimen de Johana.
Con la carátula de homicidio simple sobre sus hombros, el ex empleado rural pasó otros 6 meses en la penitenciaría hasta que la jueza de garantías Alejandra Mauricio denegara la prisión preventiva pedida por Garay, entendiendo que Beatriz Chacón fabulaba y se contradecía en su declaración. Pese a estar acusado de un crimen, el hombre no debía cumplir con ningún control ni exigencia judicial.
No conforme con eso, Garay apeló la decisión de Mauricio y consiguió el 13 de agosto del año pasado que la Cámara de Apelaciones avalara su pedido y una vez más los policías salieron a buscar a Luque.
Acorralado terminó presentándose con su abogada en la Fiscalía de Delitos Complejos.
Antes de eso había recibido otro revés judicial: la Suprema Corte de Justicia había anulado el fallo que lo absolvió en la causa de Soledad Olivera y ordenó realizar un nuevo debate. Esta vez lo juzgó la Tercera Cámara del Crimen por el homicidio de la joven madre y lo condenó a 12 años de prisión.