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Chispita Rojas declaró en el expediente que en realidad había comenzado a disparar hacia el aire porque había un par de sujetos que lo querían atacar y "estaba regalado". En esa situación fue que su expareja le recriminó la balacera, lo que originó la discusión donde "se me escapó el tiro" que impactó en el rostro de la mujer.
Sin embargo, la fiscal Lazo solicitó la prisión preventiva del sospechoso con una batería de pruebas en su contra: tenía rastros de pólvora en las manos, en un allanamiento en su casa encontraron el arma de fuego, la mujer y su hijo declararon sobre el contexto de violencia de género y el imputado había consumido alcohol, cocaína y marihuana. A estas evidencias se sumó que está imputado por tentativo de homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, por lo que arriesga una pena de 10 a 15 años de prisión.
El abogado defensor, Gastón Andino, no planteó objeciones al pedido de la Fiscalía pero adelantó que esperan otras pruebas -como las pericias psicológicas- para solicitar un cambio de calificación en un futuro bajo la hipótesis de que se trató de un disparo accidental.
Finalmente, el jueves pasado el juez Diego Flamant ordenó que Rojas continúe privado de su libertad mientras avanza la investigación en su contra.