El secuestro y posterior desaparición de la joven de 20 años se probó sin pruebas de un cadáver
La joven que desapareció y nunca más se supo de ella.
En una tranquila costa del sur de Estados Unidos, el 18 de diciembre de 2013, Heather Elvis (20) desapareció sin dejar rastro. Lo que parecía una cita nocturna rutinaria se convirtió en el epicentro de un triángulo amoroso letal.
Las redes sociales, los registros telefónicos y las cámaras de vigilancia tejieron una red de evidencia digital que señaló directamente a la esposa celosa de su amante.
Nunca se encontró un cuerpo, nunca se encontró un cadáver. Así y todo, la principal y única sospechosa terminó condenada por el secuestro y desaparición de la joven amante.
Heather Elvis era una moza promedio de Estados Unidos. En julio de 2013, su mundo cambió al conocer a Sidney Moorer, un hombre casado de 27 años, mecánico y padre de tres hijos. Comenzó una historia de amor secreta que se desarrolló en mensajes de texto ardientes y encuentros clandestinos, pero pronto se volvió público en las redes sociales.
Tammy Moorer, la esposa de Sidney, descubrió la infidelidad a través de las huellas digitales de su esposo. En Twitter y Facebook, Heather Elvis había publicado insinuaciones sobre su "nuevo interés", y Tammy, obsesionada con vigilar el teléfono de su esposo, por lo que encontró fotos comprometedores y chats explícitos.
En octubre de 2013, Tammy Moorer confrontó a su esposo, exigiéndole que terminara la aventura con la amante. Lo obligó a llamarla esa misma noche, escuchando cada palabra para asegurarse de que el lazo se rompiera.
Los meses siguientes fueron un torbellino de acoso digital. La esposa inundó las redes sociales de la amante con mensajes amenazantes y difamatorios. En Facebook, posteó fotos manipuladas con frases como "zorra" y "ladrona de maridos", acusándola de intentar destruir su matrimonio.
La noche del 18 de diciembre, Heather Elvis salió de su departamento en la madrugada para una cita fallida con otro hombre. Su último acto registrado: una llamada a Sidney Moorer. Nunca más volvió a ser vista y desapareció. Dos días después, su auto fue encontrado abandonado con el bolso, las llaves y el teléfono dentro, pero sin rastro de lucha.
La investigación policial se centró de inmediato en los Moorers. Los registros de ubicación de celulares colocaron el teléfono de la esposa en un lapso que coincidía con la ventana de desaparición.
Dos días después de la desaparición, videos de las cámaras de los Moorers mostraron a la pareja limpiando exhaustivamente su camioneta y quemando trapos en el patio trasero, un comportamiento sospechoso que sugería eliminación de evidencias.
Además, búsquedas en el historial de internet de Tammy Moorer revelaron consultas sobre "cómo desaparecer a alguien" y "ríos profundos cerca de Myrtle Beach" en las semanas previas.
En 2014, Sidney y Tammy Moorer fueron arrestados por secuestro y asesinato, aunque los cargos de homicidio se retiraron por falta de cuerpo. Un jurado la encontró culpable de la desaparición sentenciándola a 30 años. El hombre recibió la misma pena.