masacre familia bever
La foto que le tomaron a los hermanos tras la masacre.
La familia, antes de la masacre
La familia Bever era un grupo numeroso y reservado. David Bever, de 52 años, era un ingeniero de software que trabajaba desde casa, mientras que su esposa, April, de 44, se dedicaba al hogar y a la educación en casa de sus siete hijos.
Los Bever vivían en una modesta casa de clase media donde las familias se conocían de vista, pero no en profundidad. Los vecinos describían a los Bever como "invisibles": los niños rara vez salían a jugar, no participaban en actividades comunitarias y eran educados en casa, lo que fomentaba un aislamiento extremo.
Esta reclusión, combinada con el acceso ilimitado a internet, creó un caldo de cultivo para la obsesión de los hermanos mayores con la fama oscura.
Robert, el mayor, era el cerebro detrás del complot. Había pasado años investigando masacres famosas como la de la escuela de Columbine. Quería ser famoso, tener una página en Wikipedia y ser recordado como un "dios" entre asesinos.
Su hermano Michael, más joven y aparentemente influenciable, compartía esta fascinación. Juntos, acumularon un arsenal improvisado: chalecos antibalas comprados en Internet, cuchillos de cocina afilados y hasta una espada.
Planeaban cometer el crimen de su familia en una noche rápida, como "ninjas en una película", y luego emprender una gira asesina por el país, con el objetivo de matar a 500 personas para superar a los peores villanos de la historia.
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Los hermanos que cometieron la masacre.
La noche de la masacre
La noche del 22 de julio comenzó como cualquier otra. Alrededor de las 23, la policía de Estados Unidos recibió una llamada al 911 de Daniel Bever, de 12 años, quien susurraba con voz temblorosa: "Mi hermano está atacando a mi familia... por favor, ayúdennos". Se cortó abruptamente.
Cuando la Policía llegó a la casa encontraron al padre, David, que yacía en la sala con 28 puñaladas y golpes contundentes en la cabeza. April, la madre, había recibido más de 48 heridas.
Los hermanos menores no tuvieron oportunidad. Christopher, de 7 años, y Victoria, de 5, se escondieron en el baño pero uno de sus hermanos los apuñaló sin piedad.
En total, los hermanos perpetraron 141 puñaladas en sus víctimas. La bebé de la familia, Autumn, de casi 2 años, durmió plácidamente en el piso de arriba, olvidada en el caos.
El juicio expuso las grietas en la fachada de los Bever. Robert, quien se declaró culpable en 2016, recibió cinco cadenas perpetuas sin libertad condicional. Michael también fue condenado por la masacre recibiendo cadenas perpetuas consecutivas.