El reclamo por el asesinato del jugador llegó al microcentro y a la explanada de la sede el Ejecutivo. En una masiva marcha demandaron el esclarecimiento del crimen y que sean castigados los menores que delinquen. Fotos.

Las desgarradoras confesiones de los familiares de víctimas en la marcha por Gustavo Pelegrina

Por UNO

Medio millar de mendocinos reclamaron anoche por justicia y seguridad frente a la mismísima Casa de Gobierno, durante la marcha céntrica en la que demandaron por el esclarecimiento del crimen del jugador de futsal Gustavo Pelegrina.

Familiares, amigos y allegados del infortunado joven –de 29 años y padres de tres hijos, uno aún en el vientre de su viuda– asesinado de un tiro el jueves 26 de diciembre en el Poliguay, junto a padres, madres y hermanos de otras tantas víctimas mortales del delito, surcaron todo el microcentro de modo pacífico y en un profundo silencio acompañado por un aplauso de protesta permanente, desde el Garibaldi y la peatonal Sarmiento hasta el Barrio Cívico.

La marcha, facilitada en su recorrido por personal vial municipal y policial para evitar problemas de tránsito, caminó por la avenida San Martín hasta Espejo, de allí siguió hasta Patricias Mendocinas y por esa arteria continuó hasta Virgen del Carmen de Cuyo para concentrarse en la explanada de una Casa de Gobierno que –como siempre a esa hora– lucía desierta y sin funcionarios.

La marcha se destacó no sólo por la importante adhesión, sino también porque en ella había familiares de víctimas de otros casos resonantes acompañando el dolor de la familia Pelegrina.

Así, estaban la hermana del traumatólogo Sebastián Prado, el papá de la quinceañera Micaela Tati, la mamá de Sebastián Toledo, que hace siete años reclama por el caso de su hijo asesinado, y la mamá de Pablo Montenegro, quien habría sido muerto por el Tonga, un menor de 15 años inimputable que también fue detenido como sospechoso del homicidio de Pelegrina.

El “Tonga”, blanco de reclamos Fernando, amigo de Pelegrina y quién caminó al frente de la marcha con la pancarta que demandaba “Justicia y paz”, se refirió al menor sospechado del asesinato y reclamó: “Se privilegian los derechos de los menores, que son legítimos, pero hay que tener en cuenta que entre el derecho y la justicia hay que preferir la justicia”.

“Acá es injusto –continuó– que un menor, amparándose en derechos que se le acuerdan, salga con un revólver y mate, porque un chico lo que hace es jugar a la pelota, ir a la escuela y no salir a matar”.

Ése no fue el único párrafo para el adolescente sospechado de gatillar el arma mortal.

Rosana Montenegro, cuyo hijo Pablo fue asesinado el 20 de julio, afirmó: “Mi hijo tenía 18 años y fue a comprar cigarros cuando dos bajaron de una moto y empezaron a los tiros, y le reventaron los intestinos. Fue al Central; lo operaron tres veces, pero no aguantó”.

“Se que lo mató este chico el Tonga, porque me lo dijeron los testigos. Lo detuvieron y lo soltaron porque nos dijeron que no lo podían tener preso por ser menor”, aseveró.

Pancartas con consignas pacifistasLa demanda de justicia en el caso Pelegrina contó con un discurso muy lejano a la indignación social. Las consignas fueron de paz y se destacó una gran cantidad de carteles con el mapa de Argentina y que decían: “Tolerancia”, “Compromiso” y “No violencia”.

►500 personas aproximadamente fueron las que marcharon ayer por las calles de la ciudad acompañando el reclamo de justicia, paz y seguridad por el asesinato del jugador de futsal Gustavo Pelegrina, muerto de un tiro en la cabeza el 26 de diciembre en el Poliguay, durante un ataque de decenas de hinchas de Argentino.

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Para el Gobierno. Al grito de “justicia”, los manifestantes demandaron frente al despacho de Paco Pérez una solución contra el delito.
Para el Gobierno. Al grito de “justicia”, los manifestantes demandaron frente al despacho de Paco Pérez una solución contra el delito.
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“Estamos destruidos. Mi hijo era un muchacho tan bueno. Dejó tres hijos, uno que está por venir. La verdad, no lo podemos creer”. (Gabriel Pelegrina, padre del jugador Gustavo Pelegrina).
“Estamos destruidos. Mi hijo era un muchacho tan bueno. Dejó tres hijos, uno que está por venir. La verdad, no lo podemos creer”. (Gabriel Pelegrina, padre del jugador Gustavo Pelegrina).
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“Pasé de ser trabajadora social de los presos a ser familiar de una víctima del delito, y quiero que quien mató a mi hermano pague su condena y tenga el máximo de pena que le corresponda”. (Andrea Prado, hermana del médico Sebastián Prado, asesinado en setiembre).
“Pasé de ser trabajadora social de los presos a ser familiar de una víctima del delito, y quiero que quien mató a mi hermano pague su condena y tenga el máximo de pena que le corresponda”. (Andrea Prado, hermana del médico Sebastián Prado, asesinado en setiembre).
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“Apoyando a una nueva familia que forma parte de este club siniestro de los hijos que perdemos por la inseguridad. Los que gobiernan gozan de seguridad, pero nosotros no”. (Stéfano Tati, padre de Micaela Tati, de 15 años, muerta de un balazo en el 2012).
“Apoyando a una nueva familia que forma parte de este club siniestro de los hijos que perdemos por la inseguridad. Los que gobiernan gozan de seguridad, pero nosotros no”. (Stéfano Tati, padre de Micaela Tati, de 15 años, muerta de un balazo en el 2012).
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“Los del Gobierno nos dicen que tenemos que tener número de personería jurídica para que nos atiendan. ¿No es suficiente con el número de muertos que ya tenemos?”. (Cristina de Toledo, madre de Sebastián Toledo, asesinado hace siete años).
“Los del Gobierno nos dicen que tenemos que tener número de personería jurídica para que nos atiendan. ¿No es suficiente con el número de muertos que ya tenemos?”. (Cristina de Toledo, madre de Sebastián Toledo, asesinado hace siete años).
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