Oficiales de policía vigilan la torre Eiffel y los parques lindantes por el alerta de bomba. Foto: NA
Una de las estafas más recordadas de la historia.
La Torre Eiffel, por aquel entonces, no gozaba de la popularidad que tiene hoy en día. Era considerada por muchos un armatoste de hierro que afeaba la ciudad y cuyo mantenimiento resultaba excesivamente caro. Victor Lustig, astuto como era, supo ver en esta situación una oportunidad de oro para concretar una estafa que pasó a la historia.
El plan comenzó haciéndose pasar por un alto funcionario del gobierno de Francia. De esta forma se puso en contacto con los principales chatarreros de París. Los convocó a una reunión secreta en un lujoso hotel, donde les explicó que el gobierno había decidido desmantelar la Torre Eiffel y venderla como chatarra debido a su elevado coste de mantenimiento.
Para dar credibilidad a su historia, Victor Lustig mostró a los chatarreros documentos falsificados que "probaban" la autenticidad de la operación. Además, les hizo creer que la venta era un secreto de Estado, lo que les impidió verificar la información con otras fuentes. Todo un ingenio para la estafa. Los chatarreros, cegados por la perspectiva de un negocio redondo, no dudaron en realizar distintas ofertas por la Torre Eiffel. Victor Lustig se decantó por la más alta y desapareció con el dinero sin dejar rastro.
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El autor de una de las estafas más recordadas de la historia.
Siguió con otras estafas
La estafa de la Torre Eiffel no solo es famosa por su audacia, sino también por la habilidad de Victor Lustig para convencer a personas inteligentes y adineradas de que una idea descabellada era real. Su capacidad para ganarse la confianza de sus víctimas, su labia y su puesta en escena fueron clave para el éxito de la operación.
Tras este golpe, Victor Lustig continuó realizando estafas por todo el mundo, llegando incluso a "vender" la Estatua de la Libertad y a engañar al mismísimo Al Capone, uno de los mafiosos más importantes en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, su carrera delictiva llegó a su fin en 1935, cuando fue detenido en Estados Unidos por falsificación de billetes. Murió en prisión en 1947.