Existen cientos de tipos de estafas que han ocurrido a lo largo de la historia. Algunas que son pequeños engaños, otros fraudes que fueron gigantes. Y en ese último punto, uno de los casos más recordados fue el día que un carismático delincuente logró convencer a su víctima de que le había vendido nada más ni nada menos que la Torre Eiffel, el ícono de París.

En el mundo de las estafas, hay nombres que resuenan con una mezcla de admiración y repulsión. Uno de ellos es el de Victor Lustig, quien saltó a la fama por su audacia y capacidad para convencer a personas adineradas de lo más inverosímil. Su golpe más famoso, y el que nos ocupa en este artículo, fue la "venta" de la Torre Eiffel en la década de 1920.

La historia del estafador de la Torre Eiffel

Nacido en 1890 en una familia de clase media en República Checa, Victor Lustig pronto demostró un talento especial para el engaño. Tras varios años dedicándose a pequeñas estafas y engaños con los cuales recorrió gran parte de Europa, se trasladó a París en 1925, donde ideó su plan más ambicioso hasta la fecha.

Oficiales de policía vigilan la torre Eiffel y los parques lindantes por el alerta de bomba. Foto: NA
Una de las estafas más recordadas de la historia.

Una de las estafas más recordadas de la historia.

La Torre Eiffel, por aquel entonces, no gozaba de la popularidad que tiene hoy en día. Era considerada por muchos un armatoste de hierro que afeaba la ciudad y cuyo mantenimiento resultaba excesivamente caro. Victor Lustig, astuto como era, supo ver en esta situación una oportunidad de oro para concretar una estafa que pasó a la historia.

El plan comenzó haciéndose pasar por un alto funcionario del gobierno de Francia. De esta forma se puso en contacto con los principales chatarreros de París. Los convocó a una reunión secreta en un lujoso hotel, donde les explicó que el gobierno había decidido desmantelar la Torre Eiffel y venderla como chatarra debido a su elevado coste de mantenimiento.

Para dar credibilidad a su historia, Victor Lustig mostró a los chatarreros documentos falsificados que "probaban" la autenticidad de la operación. Además, les hizo creer que la venta era un secreto de Estado, lo que les impidió verificar la información con otras fuentes. Todo un ingenio para la estafa. Los chatarreros, cegados por la perspectiva de un negocio redondo, no dudaron en realizar distintas ofertas por la Torre Eiffel. Victor Lustig se decantó por la más alta y desapareció con el dinero sin dejar rastro.

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El autor de una de las estafas más recordadas de la historia.

El autor de una de las estafas más recordadas de la historia.

Siguió con otras estafas

La estafa de la Torre Eiffel no solo es famosa por su audacia, sino también por la habilidad de Victor Lustig para convencer a personas inteligentes y adineradas de que una idea descabellada era real. Su capacidad para ganarse la confianza de sus víctimas, su labia y su puesta en escena fueron clave para el éxito de la operación.

Tras este golpe, Victor Lustig continuó realizando estafas por todo el mundo, llegando incluso a "vender" la Estatua de la Libertad y a engañar al mismísimo Al Capone, uno de los mafiosos más importantes en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, su carrera delictiva llegó a su fin en 1935, cuando fue detenido en Estados Unidos por falsificación de billetes. Murió en prisión en 1947.

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