Fue la escena en la que encontraron a la mujer muerta. Escuchas telefónicas con la madre fue la clave para detener a Francisco Cáceres, el acusado del crimen

Juzgarán a fin de mayo al homicida de Cirila Ávila

Por UNO

Cirila Camelia Ávila (76) fue asesinada a golpes el 13 de febrero de 2015 en su vivienda de Deoclesio García 630. Por el hecho fue imputado Francisco Cáceres, un joven de 24 años nacido en Misiones que fue detenido el 7 de abril en Villa Mercedes, provincia de San Luis, y que el 31 de mayo será juzgado por la Primera Cámara del Crimen en la causa que se caratuló "homicidio criminis causa" que prevé una condena de hasta 35 años de prisión.

El caso tiene connotaciones espeluznantes por la forma en que murió la anciana que fue sometida a una brutal golpiza que le provocó la fractura del cráneo. De acuerdo al expediente, el acusado entró a robar a la casa de la víctima pero al ser sorprendido terminó matándola de la peor forma.

Primero la puso de espaldas, la empezó a asfixiar, la tiró al suelo, tomó su cabeza y empezó a golpearla contra el piso hasta que la mujer murió.

Después robó unos $1.000, algunos objetos de valor y escapó rumbo a su casa, de donde desapareció hasta que lo encontraron en San Luis.

El cuerpo de la anciana, con la cara desfigurada y un profundo corte en la cabeza quedó a un costado de la cama. El homicida pisó la sangre y dejó huellas que luego fueron cotejadas por los peritos forenses.

Esa fue la primera prueba que consiguieron los investigadores, que luego se encontraron con una gran sorpresa cuando un conocido de Cáceres denunció que "éste, después del asesinato, le había pedido el teléfono para llamar a su madre".

Con el número del celular de la madre que reside en Misiones, el juez ordenó escuchas telefónicas que finalmente resultaron efectivas cuando Cáceres se comunicó desde Villa Mercedes con su madre.

Allí, en el diálogo que mantuvo con ella, le contó que "todo era un accidente y que tenía que esconderse porque lo estaban buscando".

El dato fue clave para la detención de Cáceres quien el día del operativo se resistió y acuchilló en la pierna a uno de los efectivos puntanos.

Enviado a la Unidad Investigativa de San Rafael, el juez de instrucción Pablo Peñasco lo imputó por el hecho y ordenó su traslado a la Cárcel donde permanecerá hasta el día del juicio.

La fiscalía intentará probar que Cáceres mató a la mujer para ocultar el robo y luego se fugó. En este contexto, la defensora oficial pidió el juicio abreviado pero la fiscalía de cámaras lo rechazó.

Cirila Ávila era una mujer muy querida en el barrio que ganaba la jubilación mínima y se dedicaba a vender cosméticos. Su muerte causó conmoción entre los vecinos que atónitos no se explicaron nunca la forma en que murió.

Cáceres, de contextura robusta, trabajó unos pocos meses en un hotel en el Valle Grande. Después del crimen se fugó a San Luis donde habría hecho algunas changas para sobrevivir. En el diálogo con su madre dijo estar en Córdoba y que "tenía muy poca ropa porque el resto de sus pertenencias se las habían robado".