El asesinato de un joven de 22 años en Las Heras se ha convertido en un misterio para las autoridades por los pocos datos precisos que se han recabado en las primeras horas de la investigación. Por el modus operandi y el lugar del hecho creen que el hecho de sangre tiene que ver con drogas.
Ginés Gracián Borghello se convirtió en la décima persona asesinada en lo que va de abril. El joven apareció sin vida minutos antes de las 6 en una plaza ubicada en interior del barrio Cristo Redentor.
La novedad surgió tras un llamado al Centro Estratégico de Operaciones (CEO) que informaba sobre una persona que estaba tirada en ese lugar. Al llegar el Servicio Coordinado de Emergencias, los profesionales de la Salud detectaron que había recibido un impacto de bala en el cráneo, más precisamente en el parietal derecho.
En el barrio nadie vio nada y la única persona que prestó su testimonio ante el fiscal de Las Heras-Lavalle Fernando Giunta fue un vecino que se limitó a decir que cerca de esa hora escuchó tres detonaciones.
El joven tenía antecedentes por dos hurtos simples -en Guaymallén y Las Heras- y unas lesiones leves dolosas. Pese a esto, los investigadores policiales aseguran que no lo tenían sindicado como una persona peligrosa ni como integrante de alguna banda delictiva.
Es por esto que la pesquisa se orientó hacia un tema de drogas. En una de las manzanas de ese barrio se han realizado innumerables allanamientos para desbaratar quiosquitos de venta de drogas. Esto, sumado a que Borghello vivía en en otro barrio, hacen sospechar a las autoridades que el joven estaba en ese lugar para conseguir estupefacientes.
Sin embargo, hasta el momento no se descarta ninguna hipótesis del ataque armado que terminó con la vida del muchacho.
Según reconstruyeron los pesquisas, Ginés Borghello tuvo una adolescencia sumamente normal. Era simpatizante del Club Sportivo Independiente Rivadavia y en reiteradas ocasiones asistió a la cancha y viajó para acompañar al club. En un momento, comenzó a cometer delitos menores y a consumir estupefacientes.
El joven, que llevaba tatuado en uno de sus brazos el nombre de su hermana menor, no mejoró su conducta y ahora los sabuesos policiales indagan en esto para encontrar una explicación a su muerte y atrapar a los sospechosos.