En un caso que ha estremecido a Estados Unidos, las autoridades han desmantelado una red de explotación infantil de una crueldad indescriptible. Cuatro hombres fueron arrestados tras el hallazgo de un búnker subterráneo donde diez niños, de entre tres y diez años, eran mantenidos secuestrados, drogados y sometidos a abusos sexuales y torturas.

La investigación se inició el 4 de febrero de 2025, tras una denuncia anónima sobre posible abuso infantil en una vivienda. Al llegar al lugar, los agentes descubrieron un búnker antitormentas subterráneo, oculto bajo un estacionamiento, que había sido transformado en un espacio de horror.

El búnker, un lugar lúgubre con un colchón sucio, sillas y una cómoda, servía como prisión para los diez niños, quienes eran atados a camas o postes y drogados con una sustancia desconocida disuelta en sus bebidas.

Búnker de Alabama 2
El búnker donde estaban secuestrados los niños en Alabama.

El búnker donde estaban secuestrados los niños en Alabama.

El búnker del horror

Los niños, todos menores de diez años, eran víctimas de una red de tráfico humano que operaba desde al menos 2022. Los sospechosos cobraban hasta 1.000 dólares por noche a individuos que pagaban por abusar sexualmente de los menores, en un esquema que las autoridades vinculan preliminarmente con pandillas.

La investigación también reveló que algunos de los detenidos, incluidos otros sospechosos no mencionados inicialmente, tienen lazos familiares con las víctimas de los niños, lo que añade una capa de horror al caso.

Los cuatro hombres detenidos enfrentan múltiples cargos que reflejan la gravedad de sus crímenes. William Chase McElroy (21), Dalton Terrell (21), Andres Trejo Velázquez (29) y Timothy Joghn (23) están acusados de delitos como abuso sexual, tráfico humano, sodomía, secuestro y hasta crueldad animal, tras revelarse que los abusos también involucraban animales.

Búnker de Alabama detenido
Los detenidos por secuestrar niños en un búnker.

Los detenidos por secuestrar niños en un búnker.

Documentos judiciales indican que McElroy y Terrell confesaron su participación en los abusos, describiendo cómo los niños eran obligados a realizar actos sexuales entre sí y con los acusados dentro del búnker.

Los sospechosos utilizaban collares de choque para perros como herramientas de castigo y gratificación, lo que agrava la brutalidad de sus actos. De hecho, las autoridades temen que el número de víctimas sea mayor ya que la operación podría extenderse más allá de los diez niños rescatados del búnker.