Muerte de Greg Fleniken 3
El misterioso caso de la muerte del ejecutivo en el hotel.
La misteriosa muerte en el hotel
Greg Fleniken se instaló en su habitación del hotel MCM Eleganté el 15 de septiembre de ese año. Encendió el aire acondicionado, fumó un cigarrillo, comió un dulce, bebió una cerveza y puso Iron Man 2 en la televisión. Habló con su esposa, como hacía siempre, y se dispuso a pasar una noche tranquila. Pero algo salió terriblemente mal.
A la mañana siguiente, la mujer intentó contactarlo sin éxito. Preocupada, alertó a los colegas del ejecutivo, quienes se dirigieron al hotel. Al abrir la puerta, el gerente encontró a Greg Fleniken tendido boca abajo cerca de la cama, aún en pijama, con un cigarrillo entre los dedos.
La habitación estaba intacta: su billetera con más de 1.000 dólares en efectivo permanecía intacta, no había sangre, ni signos de forcejeo o allanamiento. Se asumió inicialmente que se trataba de una muerte natural, posiblemente relacionada con sus malos hábitos: fumaba mucho, no hacía ejercicio y tenía una tos persistente.
Sin embargo, la autopsia realizada por el médico forense reveló un panorama completamente diferente. Greg Fleniken tenía costillas rotas, el esternón fracturado, el hígado y el corazón lacerados, y una extraña herida púrpura en el escroto, que parecía un hematoma. Las lesiones internas eran catastróficas, comparables a las de un accidente automovilístico grave o a un aplastamiento, pero no había marcas externas que explicaran la muerte.
Muerte de Greg Fleniken
El misterioso caso de la muerte del ejecutivo en el hotel.
Inicialmente se pensó que las lesiones podrían deberse a un intento de reanimación cardiopulmonar, pero Greg Fleniken llevaba horas muerto cuando lo encontraron, descartando esa hipótesis.
La causa de la muerte
La investigación inicial no arrojó pistas claras. Ninguna hipótesis prosperó. Pero un detalle crucial emergió: la noche de la muerte de Greg Fleniken, un grupo de electricistas contratados para trabajar en una refinería local estaba en la habitación 349. Uno de ellos manipuló su pistola 9 milímetros. En un descuido, el arma se disparó.
La bala atravesó la pared que separaba las habitaciones 349 y 348, entrando por el escroto de Greg Fleniken, desgarrando órganos internos y alojándose en su pecho. La piel flexible del escroto se cerró tras el disparo, ocultando la herida de entrada, lo que explicó la ausencia de sangre y la confusión inicial del forense. Greg, probablemente en shock, se levantó de la cama, dio unos pasos hacia la puerta y colapsó, muriendo en minutos.
Los autores del disparo no verificaron si había causado daño. En lugar de eso, escondieron el arma en su vehículo y continuaron bebiendo en el bar del hotel. La verdad salió a la luz cuando se entrevistó a los colegas de los electricistas y uno mencionó haber oído sobre el incidente. Quien causó la muerte fue arrestado y, en octubre de 2012, se declaró no culpable de homicidio involuntario, recibiendo una condena de 10 años.