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El niño de 10 años que cometió el crimen de su madre.
El niño que cometió el crimen de su madre
Quiana Mann era una madre soltera de cuatro hijos, conocida por su dedicación inquebrantable a su familia y su profesión. Como trabajadora en un centro de salud mental, ayudaba a otros a navegar por trastornos emocionales, pero en su hogar, luchaba por equilibrar las demandas diarias con las necesidades de sus niños. Su hijo menor había sido diagnosticado con problemas de ira crónicos.
El día fatídico comenzó como cualquier otro. Quiana Mann despertó a su hijo a las 6 de la mañana, media hora antes de lo habitual, para prepararlo para la escuela. Este pequeño cambio, combinado con la negativa de la noche anterior a comprarle el codiciado casco de realidad virtual —un gadget de unos 300 dólares disponible en Amazon—, avivó la furia del niño.
Según el informe policial, el menor accedió a una caja fuerte en la casa usando una llave, sacó una pistola que pertenecía a un familiar y confrontó a su madre mientras ella realizaba tareas domésticas. A corta distancia, le disparó en el ojo, derivando en un crimen en forma instantánea.
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La joven madre soltera que fue asesinada por su hijo.
Inicialmente, el niño mintió a los investigadores del crimen. Alegó que el disparo fue accidental, que solo quería "asustarla" apuntando a la pared mientras jugaba con el arma. Sin embargo, durante el interrogatorio al día siguiente, confesó la verdad: había planeado matarla por la rabia acumulada.
Sorprendentemente, horas después del crimen, usó la cuenta de Amazon de su madre para ordenar el casco de realidad virtual que tanto deseaba.
El caso escaló rápidamente al sistema judicial de Estados Unidos. El menor fue imputado por el crimen y un juez determinó que era competente para ser juzgado como adulto, a pesar de evaluaciones psicológicas contradictorias. Los abogados sostienen que procesarlo como adulto resultaría en "la supervisión más larga en la historia del estado”. Hasta ahora, no hay resolución al respecto.