La mujer terminó con varios golpes en el cuerpo y una clavícula fracturada. Los gritos desgarradores de la mujer alertaron a los vecinos, que desesperados intentaron ayudarla.

Denunció que su pareja la maltrata desde hace 36 años tras haber recibido una feroz paliza

Por UNO

“Hace 36 años que me maltrata y me pega. Con una persona así no vuelvo. No le tengo cariño. Le tengo asco, bronca y odio”. Estas palabras pertenecen a Yolanda. La mujer, de 57 años, el martes pasado sufrió una feroz paliza por parte de su pareja, quien le provocó la fractura de la clavícula derecha y golpes en el cuerpo.

Parece que los años se les vinieron encima. Habla pausado y claro. Su cuerpo frágil se acomoda en la silla de la modesta vivienda, en Santa Rosa de Leales (a 48 kilómetros al sur de la Capital).

“Ese día (el martes último) vino borracho y me reclamó porque estaba charlando con una vecina”, indicó. Ese mediodía la mujer -como suele hacer- se preparó unos mates. “Pensé que él se había ido. Cerré el portón con candado y me confié”.

La mujer fue al patio de atrás. El agresor dio la vuelta a la manzana, convenció con engaños a una vecina e ingresó por el fondo de la casa. “Apareció por atrás con la excusa que venía a buscar un pollo”, relató la víctima. Ahí se desató la locura. “Me tiró al piso y me pegó con la rodilla en la clavícula. Me agarró del cuello y la boca y no paraba de insultarme. Me decía que me iba a matar”, señaló. La mujer pudo zafar, cruzó la casa y corrió hasta el patio que da al frente. “Él me alcanzó y siguió pegándome en el piso”.

Los gritos desgarradores de la víctima alertaron a los vecinos. En cuestión de minutos unas diez personas se agolparon frente a la vivienda y presenciaban -desesperados- el maltrato. “Ellos no podían entrar porque estaba el portón con candado. Hasta que un vecino saltó la tapia y me ayudó, si no me mataba”, comentó la mujer. Luego llegó la policía y el agresor agarró un machete. “Primero agredió a los oficiales y luego intentó suicidarse”, consta en el informe policial.

Mientras el hombre fue detenido y acusado de lesiones graves, desobediencia judicial (tenía restringido el acceso a la casa), atentado y resistencia a la autoridad, la mujer fue trasladada al hospital Centro de Salud con fractura y golpes en el cuerpo.

La pareja convive hace 38 años y tienen un hijo de igual edad. Según recuerda la mujer, los dos primeros años de vivir bajo el mismo techo fueron “tranquilos”, pero después comenzó el infierno. “Toma un poco de vino y es otra persona. Me agrede todo el tiempo, es muy violento”, reveló.

El 26 de diciembre pasado la Justicia le prohibió al acusado acercarse a la mujer. Un día antes le dio una paliza que la desfiguró. “Me amenazó, que me iba a partir en pedacitos, a cortar el cogote y lo iba a tirar a los perros (sic)”, recordó. La mujer confiesa que, por su hijo, no se separó. “No lo quiero dejar solo”, explicó.

“Tengo miedo que regrese a vengarse cuando lo suelten”, razona. Son 36 años de calvario, sumisión, silencio, insultos y amenazas.

“Ese día pensé que me mataba, pero estoy viva”, finalizó.

Fuente: La Gaceta