El hecho de que a tan sólo tres metros exista una oficina de inspectores en la terminal de ómnibus de Mendoza no amilanó a un grupo de boqueteros que se mofaron de la vigilancia, rompieron una ventana y entraron en una joyería donde robaron alhajas por un valor que ronda los $70.000 y $80.000.
Luego, para demostrar hasta qué punto contaban con una total impunidad para actuar, rompieron el vidrio de la puerta de ingreso y salieron por allí sin que ningún vigilante se percatara, asombrosamente, de ello. El local de la Oficina de Inspección debería contar con un policía y tres personas de seguridad privada.
Este hecho ocurrió este viernes en la madrugada en la joyería Souvenir's, ubicada frente al andén 41 de la terminal Padre Contreras.
A esa hora no hay mucho movimiento, ya que los primeros micros de media distancia suelen salir alrededor de las 4.
Esta situación fue aprovechada por los delincuentes, quienes rompieron una de las ventanas que da a la parte de atrás y penetraron al local propiedad de Fernando Previtera (50).
Sin demostrar un ápice de preocupación, fueron directamente hasta la vidriera principal y de allí sacaron las cajas donde estaban expuestos al público anillos de plata y oro. Luego se dirigieron hasta la parte de atrás del mostrador que está al fondo y allí sacaron una tras otra las joyas para ponerlas seguramente en un bolso que ya tenían preparado.
De esta manera se hicieron de un botín que ronda los $70.000 y $80.000.
Y dejaron en el lugar las cajas exhibidoras porque posiblemente les hubieran molestado para escapar cómodamente con lo robado.
Ayer a la tarde el dueño del local dialogó con Diario UNO lamentándose que el fruto de tantos años de trabajo de él y su padre -hace 25 que están en la terminal- se viera esfumado de un momento a otro.
"Cuando me llamó un policía preguntándome si yo era el dueño de la joyería de la terminal, en un primer momento pensé que era un secuestro virtual. Luego me dijo que en mi local se había cometido un ilícito y apenas le conté esto a mi esposa, ella me aconsejó que no fuera porque podía ser una trampa. Yo no le hice caso. Me vestí, miré la hora -eran las 3.50- pero antes de salir y para dejar tranquila a mi señora que estaba angustiada llamé al 911 para asegurarme de que era cierto lo que me habían informado poco antes. Cuando desde allí me lo confirmaron partí rápidamente hacia el lugar. Yo no vivo lejos de la terminal".
Con la mirada entristecida agregó: "¡No podía creer lo que estaba viendo! ¡Y pensar que salieron incluso por la puerta principal, que es de vidrio, tras romperla!".
"Las tres bandejas con las alhajas -puntualizó- estaban en la vidriera y las sacaron, con lo cual se hicieron un festín. Menos mal que al menos me las dejaron", añadió.
En cada una de ellas había unos 200 anillos de oro y plata. "Lo lamentable de todo esto es que no poseo seguro que me devuelva lo que perdí", concluyó muy apenado.