Muchos de ellos son parte del grupo de jugadores del Liceo Rugby Club, de entre 18 y 20 años, pero no todos habrían participado del violento hecho, que dejó a un chico de 16 años internado en la Clínica de Cuyo con un ojo casi reventado y ocho fracturas en su cráneo.
Ante estos nombres de jugadores que comenzaron a circular extraoficialmente, se despertó desesperación en varios padres quienes indicaron que, si bien estuvieron en la fiesta, nada habrían tenido que ver en los desmanes. Aseguraron que son nombrados solamente por pertenecer al grupo y el mayor temor que tienen es que los tilden de agresores y les arruinen la vida.
Por otro lado, los rugbiers intentan desacreditar a la víctima, y algunos comentarios que circulan en el barrio Liceo Country es que el joven de 16 años los habría molestado y "provocado", y por eso reaccionaron de esa manera. Aunque, claro está que su reacción, más la fuerza que tienen, fue desmedida.
El otro problema que surge a raíz de esto es que la mayoría de los jóvenes de las dos campanas viven en el mismo barrio en Maipú, cuyas familias tienen relación y amistad desde hace muchísimos años, pero ahora están enfrentados por lo ocurrido y por temor a represalias debido a la magnitud que tomó el caso.
A todas estas cuestiones se enfrentará la fiscal Claudia Ríos, quien tomará declaraciones durante este martes y tendrá la tarea de desenmarañar quiénes participaron y quienes no, quiénes son responsables y quienes solo son nombrados por pertenecer al grupo o por broncas anteriores.