Los turistas que los fines de semana se acercan al partido bonaerense de General Rodríguez a vivir la experiencia única de hacerlo sin alas y sin avión, literalmente son aspirados por una máquina que los lanza al aire y les permite hacer unas cuantas piruetas antes de aterrizar sobre una red equipo "es único en Latinoamérica. Sólo existe una máquina similar en Brasil, para entrenamiento de paracaidistas, y otra en Orlando, Estados Unidos, para fines recreativos", advirtió a Darío Figueroa, director de Turismo de esa localidad.
Es un túnel que diseñaron dos ingenieros argentinos, los hermanos Calvagni, de Lanús, que poseen una empresa metalúrgica. Ellos usaron tres turbinas, en la parte superior de la cúpula, y una malla metálica abajo, a manera de piso.
La gente llega, se coloca un traje especial de llamativos colores anaranjado, blanco y negro. El equipo de seguridad se completa con un casco que cuando la máquina se enciende aspira a las personas hacia arriba y los cuerpos flotan en tres turnos de cinco minutos cada uno, si se trata de un principiante al que acompaña un instructor.
Dónde y cuándo
Para vivir la experiencia basta con ir los fines de semana, a partir de las 10, a la intersección de las rutas 6 y 24, a unos 50 kilómetros al oeste de la Capital Federal, donde se encuentra la cápsula -mejor dicho, un tubo de acrílico de 35 metros de altura- que cuenta con las tres turbinas.
"Las turbinas aspiran a las personas y las levantan desde una red ubicada a seis metros del piso, hasta una altura de más de 21 metros", indicó a el ingeniero Norberto Calvagni, uno de sus fabricantes.
La máquina, diseñada en la empresa San Cal del partido bonaerense de Lanús, fue puesta en marcha en los primeros meses de diciembre último y desde entonces ha recibido los sábados y domingos más de mil visitas de turistas aventureros, y entre semana, a deportistas y paracaidista interesados en realizar esas prácticas.
Pero eso no es todo, así como los paracaidistas aprovechan la caída libre -desde que se lanzan del avión hasta que se abre el paracaídas- para hacer acrobacias con movimientos de pies y brazos, prolongando cuanto se pueda el aterrizaje, también es posible hacer lo mismo con este sistema.
El túnel demora 10 veces la caída libre común de 40 segundos por turno, de manera que el deportista, el militar o el principiante aprovechan ese tiempo extra para jugar, observar el paisaje o hacer figuras que pueden llegar a convertirse en ballets aéreos.
Según los expertos, con la experiencia adquirida, las caídas libres son cada vez menos lineales y al tiempo para caer más rápido o más lento se le abren más posibilidades con esta máquina que divierte a la gente todos los fines de semana.
Casi toda la información necesaria para el vuelo en el túnel de viento se encuentra en la página www.vuela-arg.com.ar.
Su diseño es seguro ya que permite que los principiantes entren de a uno con un instructor pero que también pueden entrar de a cinco, si tienen experiencia, sin peligro de chocarse.
Desde que empezó a funcionar, hace cuatro meses, la máquina no produjo ningún incidente, pese a que 100 personas por día la visitan los fines de semana, casi todos principiantes, y los deportistas vienen los días de semana.
En estos cuatro meses ya superamos el millar de vuelos dentro del cilindro de acrílico, donde las personas se elevan con una corriente de aire controlada hasta los 22 metros, pese a que la máquina es 10 metros más alta.
Un lugar de típicas pulperías y restoranes de comida regional
General Rodríguez, conocida desde siempre como un buen destino para hacer turismo de estancias o por sus parrillas, pulperías y restoranes tiene desde ahora un nuevo atractivo difícil de imitar: el de invitar a los turistas a volar sin alas.
La ciudad lleva el nombre en honor al militar de la Guerra de la Independencia Argentina y gobernador de la provincia de Buenos Aires, general Martín Rodríguez.
Cada año recibe a más turistas, sobre todo de Buenos aires y Rosario que buscan descanso y días al aire libre.