Análisis y opinión

Un Cornejo más canoso deberá demostrar si vuelve desgastado o con mayor sabiduría

Omar De Marchi deberá conformarse con el premio consuelo, al quedar posicionado como el principal opositor

Los casi 40 puntos que logró Alfredo Cornejo significan mucho más que un número, por cierto menor al que había logrado Cambia Mendoza en contiendas anteriores, pero suficientes para convertir al gobernador electo en el primero de la historia de la democracia en repetir mandato. Y sin contar con las agrupaciones que decidieron romper para intentar la aventura de llegar a la gobernación por fuera de la coalición que se conformó en 2015.

La elección desdoblada, con fecha única para Mendoza, trajo a todos los medios del país para darle un triunfo más a Juntos por el Cambio que está capitalizando Patricia Bullrich, cuando falta un mes para las presidenciales.

La ola de cambio con derrotas oficialistas venía soplando fuerte en el país, y en particular en las provincias vecinas, lo que hace más meritoria la continuidad de un proyecto que nació hace ocho años, y de alguna manera reivindica la gestión de Rodolfo Suarez, algo que hizo notar el gobernador en sus declaraciones.

Pese a la crisis que atraviesa el país, Suarez ha logrado sostener una provincia ordenada, aun dentro del estancamiento general. Sin embargo, la elección del domingo no ha sido un típico plebiscito, sino una mirada hacia adelante por la personalidad propia de los principales contendientes: Cornejo y De Marchi.

El desempeño de la flamante agrupación que lideró el lujanino es digno de destacar por el hecho de que nació hace ciento sesenta días, pero si se lo evalúa desde las expectativas que había en su seno, no deja de ser una frustración.

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La fórmula ganadora de las elecciones: Alfredo Cornejo-Hebe Casado.

La fórmula ganadora de las elecciones: Alfredo Cornejo-Hebe Casado.

Omar De Marchi puede contentarse con la sumatoria de representantes legislativos, el voto contundente de continuidad en Luján, pero no mucho más. Es cierto que ha quedado legitimado como el principal rival de Cornejo, sin embargo, no era eso lo que buscaba. De Marchi, al romper con el oficialismo, decidió jugar por su ilusión de siempre de ser gobernador, un objetivo no alcanzado en su nuevo intento.

Lo saludable del resultado electoral, es la composición legislativa con la presencia de una nueva fuerza, aunque con nombres no tan nuevos. El desafío de La Unión Mendocina es mantenerse precisamente unida, porque es lógico pensar que los meritorios treinta puntos no necesariamente son un piso. Muchas de las cruces en la boleta única que optaron por De Marchi son expresión del voto útil, del rechazo a Cornejo de un sector de la población con un alto caudal peronista.

La Unión Mendocina ha hecho un esfuerzo mayúsculo para llegar hasta acá. Ahora deberá cuidar la diáspora y doblegar el empeño para que lo que ha sido un frente electoral se convierta en un proyecto de largo plazo. Por ahora, la agrupación tendrá la misión de conformar el contrapeso institucional necesario mediante una "oposición seria y responsable", como prometió en su discurso De Marchi.

En cuanto a la derrota por partida doble de Daniel Orozco, en la fórmula y en Las Heras, no hay atenuantes.

El tercero en discordia sufrió su peor derrota histórica. Pero la caída no fue privativa de Parisi-Ilardo. El peronismo mendocino empezó a cocer a fuego lento su decadencia desde que quedó subsumido por el poder de Cristina y Alberto, quienes alentaron decisiones contrarias a Mendoza, empezando con los obstáculos sobre Portezuelo del Viento. Y en las elecciones no fueron pocos los que jugaron a ganador, dejando solos a Omar Parisi y Lucas Ilardo.

No obstante, el peronismo sigue vivo. Desde su base popular y sobre las intendencias ratificadas, a las que sumó Malargüe, volverá a reconstituirse y, a partir de nuevos liderazgos, deberá pensarse desde Mendoza al país, no al revés. Además, el contexto nacional hoy es adverso, pero nadie puede descartar que siga gobernando, ahora de la mano del massismo. El resultado de las elecciones presidenciales no está cerrado.

La buena elección del Partido Verde, incluso desplazando a la fórmula peronista en algunos departamentos, da cuenta de una campaña austera pero eficaz de sus candidatos y de la vigencia de una agenda que necesariamente debe contemplar la política mendocina.

En tanto, la izquierda no logró hacer pie con sus banderas históricas y formas de militancia que no estarían llegando a la gente.

Un dato positivo de la experiencia electoral de este año es la sintonía fina con que se ha manifestado la ciudadanía. En cada convocatoria ha votado distintivamente respecto de lo que implica una gestión municipal, de gobierno provincial o nacional.

No ha mostrado seguidismo de dirigentes ni de partidos. Es un buen síntoma de que el votante ya no se deja llevar de las narices.

El límite a las reelecciones, el desdoblamiento electoral y la renovación natural de dirigentes, han propiciado nombres y nuevos dirigentes que generan buenas expectativas desde los departamentos, repartidos entre distintas fuerzas.

Los días que siguen serán complicados para el país y, por ende, para Mendoza. No obstante, un gobernador aliviado por el resultado electoral, está confiado en que en el último tramo de su mandato avanzará en buenas novedades e inversiones. Suarez también apuesta a una fluida transición, que Cornejo deberá capitalizar para dejar a punto la grilla de partida de su nuevo gobierno.

Lo que viene ahora es un gobernador con más experiencia que el que ejerció en su primer mandato. Cornejo deberá renovar la estructura gubernamental y diseñar una agenda creativa y moderna para Mendoza, acorde con los nuevos desafíos. Además, tendrá que adecuarse a la realidad de una Legislatura con una distribución más equitativa en el Senado y administrar los conflictos venideros atento a las variadas demandas insatisfechas.

Vuelve un Cornejo con más canas a la gobernación. Los hechos dirán si llega más desgastado o con mayor sabiduría para gobernar.