Análisis y opinión

Los gobernadores que pueden andar por la calle como un hijo de vecino

Cosas como una foto de políticos de diferentes partidos dialogando, aportan a la institucionalidad de una provincia mucho más de lo que suele creerse

"Miren, ese es Don Pancho, el gobernador de Mendoza" nos advirtió uno de nuestros mayores mientras varios niños caminábamos por la calle Garibaldi, de Ciudad, en los primeros meses de 1963. Se refería a Francisco José Gabrielli, quien fue tres veces mandatario de esta provincia. En dos ocasiones, elegido por el pueblo, y la restante como interventor de un gobierno militar en 1970-72 convocado porque "era el gobernador natural de Mendoza", según una definición que se había popularizado en el periodismo de entonces.

Desde nuestra mirada de pibes se destacaba el porte de ese hombre y lo pulcro que iba entrajado. A este futuro cronista le llamó la atención que tal funcionario anduviera caminando en el centro como cualquier vecino. Fue la primera vez que escuché un comentario que me quedó grabado: "En Mendoza, los gobernadores pueden caminar tranquilos en la calle".

Desde Palmira y en micro de la TAC solíamos viajar a la Ciudad para ir a los cines (la llegada de Cinerama con su pantalla envolvente fue un impacto), o recorrer la Galería Tonsa que tenía un supermercado en el subsuelo con escalera mecánica, e incluso entrar a presenciar desde la tribuna algún programa en vivo en el estudio de Canal 7 Mendoza que funcionaba en el Edificio Gómez.

En uno de esos viajes conocimos no sólo al gobernador Gabrielli sino que logramos entrar al programa en vivo de un famoso periodista y locutor de la época, Julio Rafael Rojo.

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Francisco José Gabrielli fue tres veces gobernador de Mendoza, en dos oportunidad elegido en las urnas y en otra por una dictadura.

Francisco José Gabrielli fue tres veces gobernador de Mendoza, en dos oportunidad elegido en las urnas y en otra por una dictadura.

Mi padre, que simpatizaba con el peronismo, nos contaba cada tanto que sentía un orgullo muy especial por haber estado sentado, como vecino de Palmira, a la misma mesa de un gobernador. Fue en "un banquete" realizado en nuestro pueblo, y que presidió otro mandatario local, el frondizista Ernesto Ueltschi. Perón, que estaba proscripto, había ordenado a sus seguidores votar por el radical desarrollista Arturo Frondizi.

Esas remembranzas volvieron a mi cabeza cuando en la previa de la reciente Nochebuena vi publicada una foto muy llamativa en Diario UNO..La había subido a la red social X el actual diputado nacional, ex gobernador de Mendoza y ex vicepresidente de la Nación Julio Cobos (UCR).

La imagen daba cuenta de un encuentro en un bar de Palmares entre dos ex gobernadores de la provincia, el citado Cobos y el peronista José Octavio Bordón, referente de la renovación en el PJ, mandatario provincial entre 1987 y 1991, además de ex candidato presidencial en 1995, entre otros cargos.

En principio Cobos departía en una mesa con el actual intendente de la Ciudad de Mendoza, Ulpiano Suarez. Este último es un dirigente que respeta a Alfredo Cornejo, pero ante el cual no se cuadra como otros porque intenta diferenciarse para ir instalando su precandidatura a gobernador por los radicales en 2027.

Lo cierto es que Cobos vio a Bordón y lo invitó a sentarse a charlar con ellos. "Siempre es un placer conversar con él" escribió Cobos al rato en las redes. Ante tanto castigo verbal de Javier MIlei a sus adversarios, incluso a los que lo acompañan críticamente desde el PRO y la UCR, ver en Mendoza a ex gobernadores de diferente signo político dialogando, y que lo hagan a la luz del día, distendidos y en un lugar público, es como un masaje reparador en la castigada espalda del ciudadano.

En particular lo es para aquellos liberales para los cuales las formas y el diálogo sí son importantes, sin que eso signifique desconocer la importancia de la ejecutividad y del rigor necesarios a la hora de cumplir promesas de campaña, como la de domar la inflación o bajar el déficit fiscal para sanear la economía destruída por el populismo kirchnerista,

La foto de los gobernadores Cobos y Bordón fue un momento político digno de mostrarse. Y no porque de allí vaya a salir una trenza política o partidaria sino porque aporta un cacho de tolerancia, de no negarse a escuchar al distinto. Algunos pensarán que es una exageración lo que diré, pero es indudable que cosas como estas aportan a la institucionalidad de una provincia, a la seriedad de un estado federal, y a recuperar esa gema que consiste en generar confianza desde la política.

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Julio Cobos, Ulpiano Suarez y José Octavio Bordón.

Julio Cobos, Ulpiano Suarez y José Octavio Bordón.

Uno de los escasos gobernadores que, rendido ante el altar de Cristina Kirchner, se mofaba de ciertas singularidades de esta provincia, fue el nunca bien ponderado Francisco "Paco" Pérez, quien apelaba a la jactancia para denunciar que había mucha hipocresía en la política local. Ponía como ejemplo lo que se denomina "el mendocinismo", ese conjunto de caracteres que nos diferencian de otras provincias,

Para aquel Pérez, el mendocinismo era algo que tenía poco de "mendo" y mucho de "cinismo". Baste decir que la suya fue la peor gobernación desde el retorno a la democracia en 1983. Pérez es de los escasos mandatarios de Mendoza que durante varios años no pudo salir a caminar por la ciudad de Mendoza por temor a que algún iracundo le hiciera pasar un mal rato.

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Celso Jaque, Julio Cobos, José Octavio Bordón, Arturo Lafalla y Rodolfo Gabrielli.

Celso Jaque, Julio Cobos, José Octavio Bordón, Arturo Lafalla y Rodolfo Gabrielli.

Durante la gobernación del peronista Celso Jaque (2007-2011) ocurrió también algo muy particular. El malargüino arrancó con muchos bríos prometiendo que en pocos meses su gestión haría bajar los índices delictuales, que venían en aumento. Fue un fracaso y hubo mucho enojo en la población.

Sin embargo Jaque optó por una salida mendocina. Dio la cara ante los ciudadanos, admitió el fiasco, pidió perdón (en una recordada conferencia de prensa en la que lloró) con más recato institucional que en la campaña electoral, y pidió a los mendocinos que le dieran una nueva chance. Como corresponde, los ciudadanos le abrieron un nuevo crédito y pudo terminar su mandato más aliviado

Los medios nacionales suelen destacar estas singularidades mendocinas.Vaya una muestra: el 11 de marzo de 2019 el diario porteño Infobae publicó una nota titulada "La inédita foto de cinco ex gobernadores que conviven sin grietas". Fue en el desayuno de la COVIAR, uno de los actos del calendario vendimial. En la imagen principal del informe aparecen en primera fila tres peronistas; Arturo Lafalla, Rodolfo Gabrielli y José Octavio Bordón y los radicales Roberto Iglesias y Julio Cobos. En esa crónica el periodista decía que es evidente que los mendocinos son dados a mostrar gestos de civilización política.

Como en aquel día de 1963 cuando, con mirada de niños, conocimos a Don Pancho Gabrielli, ese gobernador "natural" de Mendoza que caminaba a diario tranquilo por el centro, hemos seguido, a través de los años, con esa buena costumbre de toparnos en la Ciudad con ex gobernadores y que la gente diga "¿ese no es Lafalla?" o "mirá, ahí viene Cobos" como si fuera el tipo de la otra cuadra.