Análisis y opinión

La vitivinicultura goza de buena salud, pero no hay que atacar a sus defensas

La industria tiene problemas para seguir creciendo, en buena medida por la macroeconomía

La convocatoria de Vendimia es una ocasión insoslayable para pasar en limpio el estado de situación y proyectar los escenarios venideros. Es el momento de reconocimientos, reclamos, alineamientos y disensos que afloran con naturalidad por estos días, tanto en la política como en la vitivinicultura.

El regreso a la presencialidad de todos los actos vendimiales volvió a dar el marco adecuado para sentar posición, para los encuentros protocolares y también para las roscas partidarias que nunca faltan.

En esta oportunidad, los radicales fueron de los más dinámicos, cuyos principales referentes llegaron hasta aquí. La figura que quizás más generó entusiasmo entre la militancia radical fue Facundo Manes, quien hizo buenas migas con Tadeo, el intendente que podría jugar fuerte en la carrera hacia la Gobernación.

Del lado del Frente de Todos, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, fue el encargado de portar la posición del Gobierno nacional ante los reclamos vitivinícolas, en tanto que Anabel cumplió con el rol de responder a la prensa sobre las internas en su bloque por el acuerdo con el FMI.

Se habló mucho en los corrillos de lo que puede pasar en el Congreso. En el Frente de Todos, al menos hasta el momento, no están las voluntades necesarias para sellar el acuerdo. Hay libertad de acción para votar según sus convicciones. Esa es la explicación que da la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti. Así cobra mayor importancia la estrategia que adoptará Juntos por el Cambio, que tampoco ha terminado de garantizar si tendrá una posición unificada.

Con respecto al PRO, Omar De Marchi se hace fuerte en el terruño provincial, hasta donde vino la presidenciable Patricia Bullrich. El referente mendocino promete dar batalla en la Comisión de Finanzas de la Cámara de Diputados. Por su parte, Alfredo Cornejo anticipa que deberían aprobar el nuevo crédito del FMI, pero es el Gobierno el que debe hacerse cargo de todo lo referente a los programas económicos comprometidos.

Con las metas acordadas con el organismo como telón de fondo, los anuncios oficiales en los actos vendimiales han sido muy austeros. Julián Dominguez tuvo que hacer un despliegue de verborragia para no quedar mal con un sector que lo valora pero que no está feliz con las limitaciones para exportar que impone la gestión de Alberto Fernández. El ministro destacó al sector vitivinícola como modélico e hizo hincapié en el paradigma productivista de la administración nacional, al que contrastó con el de especulación financiera del gobierno de Macri. También se apoyó en la expansión crediticia del Banco Nación que otorgó un billón de pesos y este año se propone aumentar el monto de los préstamos en 500 mil millones de pesos.

Después de negar la eliminación de los derechos de exportación que tanto reclama el sector vitivinícola, y que fue parte del planteo del presidente de Coviar, José Alberto Zuccardi, el ministro dijo a este columnista a modo de confesión: "¡Qué más quisiera yo que dar buenas noticias! Pero si damos ese beneficio se nos vienen los demás sectores y no se puede contentar a todos".

En el desayuno de Coviar el gobernador Rodolfo Suarez apuntó a los vaivenes de la macroeconomía, un argumento que fue secundado más tarde en el almuerzo de Bodegas de Argentina por Enrique Vaquié. Allí se armó un round amable pero frontal entre el ministro de Economía provincial y Julián Domínguez, quien respondió con la misma vehemencia. Fue palo a palo.

Con la adrenalina todavía elevada, Vaquié remarcó, en una entrevista que hicimos para Radio Nihuil, que Mendoza debería tener un representante en el directorio del Banco Nación, porque la Provincia es el cliente que genera mayores dividendos a la entidad.

Al tiempo que renovó sus críticas hacia la Coviar, el tema de las retenciones también estuvo entre los reclamos expresados por Patricia Ortiz, en representación de Bodegas de Argentina. En su alocución, calculó que el sector vitivinícola aporta en concepto de retenciones "el equivalente a un Proviar por año".

Un protagonista central de la gestión vitivinícola es Martín Hinojosa, presidente del INV, que tendrá la responsabilidad de ejecutar los U$S40 millones aportados por el BID, para lo cual están convocados la Coviar y el INTA, que realizará sus aportes al programa.

Hinojosa enfatiza que servirán para apuntalar a los productores primarios y a las pequeñas bodegas en inversiones de tecnología de riego, integración de negocios, y gestión en materia de servicios, entre otros alcances. También destaca los acuerdos firmados por el INV para potenciar a toda la cadena vitivinícola. Uno de los compromisos rubricados es el fortalecimiento de la sostenibilidad del sector, y otro es un Centro de Tecnología del Conocimiento para la sustentabilidad. En breve arranca el Consejo Técnico de Proviar II.

La insistencia del sector en destrabar la financiación del BID para inversiones, que finalmente dio sus frutos, explica cierto buen ánimo de los dirigentes.

En el discurso en el Desayuno, Pepe Zuccardi anunció que el Plan Estratégico 2030 está en marcha. Al respecto, puntualizó que contempla una serie de acciones integrales promotoras del desarrollo y la innovación. Entre otras, se creó una nueva unidad ejecutora de Pymes Exportadoras para ayudar a internacionalizar a más empresas. El tema de la crisis hídrica y la inversión en infraestructura para eficientizar el riego forma parte de las prioridades de la agenda. En lo que refiere a la coyuntura, el titular de Coviar pidió por una ley que asegure los fondos para la lucha contra la lobesia, y elevó su reclamo: "Los aumentos de reintegros y la eliminación de los derechos de exportación a las pymes vitivinícolas nos ayudan, pero no es suficiente. Es urgente hacer extensiva la eliminación de las retenciones a toda la cadena productiva". El alto valor agregado del sector justifica la medida que se está pidiendo.

Reflexiones

La vitivinicultura hoy por hoy no atraviesa una situación crítica, pero tiene problemas y desafíos que afrontar. El enoturismo hace rato que ha encontrado un rumbo y no para de crecer. La calidad de la bebida nacional es cada vez más apreciada. En la actualidad 18 provincias producen vino. Somos el quinto productor del mundo y el noveno en el ránking de exportaciones. Argentina es el noveno consumidor. El consumo nacional creció en pandemia. El mercado internacional se ha recuperado a los niveles de hace una década con un monto algo superior a los U$S1.000 millones.

Hay mucho que trabajar cada día para seguir promocionando, como lo hace el Fondo Vitivinícola, el mercado interno, que hoy representa el 70% de las ventas de vino. El consumo debe apuntalarse en todos los segmentos. Existe una fuerte preocupación por el proyecto de tolerancia cero que podría afectar el consumo.

Los viñateros necesitan que se les respeten los precios de los productos, que se los haga parte del negocio. Las bodegas grandes y pequeñas buscan llegar a todos los mercados y que esa intención no sea una epopeya. Inflación, insumos críticos, barreras arancelarias, la brecha en los tipos de cambio, tasa de financiación y retenciones son algunos de los ítems limitantes que dependen del Gobierno nacional y que han sido destacados entre los reclamos. Entre pujas y demandas, y pese a las diferencias, el sector vitivinícola está maduro para seguir forjando su propio destino y para representar a la marca Argentina, con Mendoza a la cabeza.

Ahora que la Fiesta máxima terminó, "cada uno es cada cual", hasta que la próxima vendimia nos encuentre, ojalá, en un mejor lugar.