Análisis y opinión

El derrumbe de Trump, según la visión del Terminator bueno

Schwarzenegger, que fue dos veces gobernador de California, es uno de los pocos republicanos que ha tenido la valentía de condenar de manera explícita las tropelías de Donald Trump

Arnold Schwarzenegger (73) fue dos veces gobernador del Estado de California en representación del Partido Republicano. No le fue nada mal. Algunos cáusticos dicen que fue mejor político que actor. Hubiese tenido chances de pelear por una candidatura presidencial, pero al haber nacido en Austria, no pudo. Lo llamaban "gobernator", en alusión a la saga de filmes Terminator que consolidaron su fama internacional.

Por estos días este personaje ha sido una de las escasas voces claras y contundentes que se ha levantado dentro de ese partido para condenar de manera explícita la responsabilidad de Donald Trump en el ataque al Capitolio, sede del Poder Legislativo y emblema de la democracia norteamericana.

El alzamiento ha sido considerado un intento de golpe de Estado (terminología desconocida durante más de dos siglos en Estados Unidos) debido a que el objetivo era entorpecer los pasos legales para el traspaso presidencial al demócrata Joe Biden.

El peor de todos

Con la frialdad y exactitud de un Terminator, Schwarzenegger ha dicho que "Donald Trump es un líder fallido que pasará a la historia como el peor presidente de los Estados Unidos. Lo bueno es que pronto será tan irrelevante como un viejo tuit".

El fortachón comparó la asonada violenta contra el Capitolio con La noche de los cristales rotos, aquella jornada trágica de 1938 en que el nazismo lanzó un ataque masivo contras la familias judías de Alemania atacando sus negocios y sus viviendas, un suceso atroz que abrió las puertas del Holocausto.

Los denominados "Proud Boys" (Muchachos orgullosos), es decir los "barras" que siguieron las órdenes de Trump, son para Schwarzenegger la versión norteamericana de aquellos nazis. Estos boys defienden el supremacismo blanco, son nacionalistas hiper fanáticos, populistas, cuestionan el feminismo, promueven y practican la violencia política y atacan al liberalismo.

"Mi deber"

"Es hora de poner fin al intento estúpido, loco y malvado del presidente Trump de aferrarse al poder. Y como inmigrante, como estadounidense y como republicano, mi deber es hablar", ha dicho con énfasis.

No ha dejado dudas al concluir que "las acciones del presidente Donald Trump para destruir la fe en nuestras elecciones y arrojar por la ventana siglos de principios estadounidenses deben ser acogidos con el rechazo universal de todos los dirigentes políticos, independientemente del partido al que pertenezcan".

Aturdidos, muchos republicanos que no comparten el accionar de Trump, no han tenido, sin embargo, la claridad de Schwarzenegger a la hora de poner las cosas en su lugar. Ni hablar de varios líderes republicanos del Senado y de la Cámara de Representantes (diputados) que han quedado pegados a las peores tropelías del aún presidente.

Cuando Schwarzenegger nació en 1947, Austria era un país derrotado, en ruinas, donde prevalecía la hambruna. Ese país se había asociado a la tiranía nazi y la pagó caro. No es causal entonces que el actor haga ahora la comparación con La noche de los cristales rotos y advierta de la necesidad de no dejar pasar por alto la agresión al Capitolio.

Sucesos colaterales

El día anterior a los sucesos de Washington me había llamado mucho la atención una escena de la película "Hillbilly, una elegía rural", que se puede ver en Netflix. Centrada en personajes de lo que se suele llamar la Norteamérica profunda, donde hace 4 años Trump tuvo buenos resultados electorales, Schwarzenegger tiene en ese drama potente una intervención impensada y colateral.

"¿Por que ves tanto ésta película?" le pregunta un nieto de 10 años a su abuela interpretada por Glenn Close. El pibe señala el viejo televisor donde Schwarzenegger aparece en un primer plano recitando el famoso latiguillo "hasta la vista, baby". Y la mujer madura y achacada le dice: "Me gusta porque hay un Terminator bueno, otro malo y un tercero, neutro".

La frase me pareció una síntesis reveladora de lo que, a escala, somos todos nosotros en la vida cotidiana. Pero cuando apareció el video en que el actor de Conan, Depredador y Mentiras verdaderas dijo lo que todos esperábamos que expresaran los republicanos honestos de Estados Unidos sobre Donald Trump, no pude menos que decirme: "Este es el Terminator bueno ¿qué duda cabe?".