Lo primero que les digo a todos cuando me contratan en una empresa como asesor, o cuando doy clases en las maestrías, incluso en el único caso donde doy clases de grado, es lo que dice uno de los autores del libro “Valuation: Measuring and Managing The Value of Companies” (Valoración: Medición y Gestión del Valor de las Empresas, una biblia de las finanzas) Tom Copeland: “Las empresas no caen por la macroeconomía, caen por malas decisiones micro”.
Una vez comprendido esto, es posible comenzar el proceso de aprendizaje que permita capear tormentas, situaciones, complicaciones e incluso potenciar cuestiones a favor; que se presentan en el devenir de las empresas y las finanzas familiares.
Hoy está de moda también la “educación financiera” y pululan supuestos “expertos” que sólo saben algo de matemática financiera, pero nada de finanzas y menos de economía. Para gestionar tanto empresas como finanzas familiares, es preciso primero saber de economía y luego de finanzas (macro y micro finanzas, sobre todo basadas en la escuela austríaca de economía).
No hay “destrucción creativa”, hay “productividad eficiente”
La idea de Schumpeter de la “destrucción creativa” como un elemento desequilibrador, tiene la precuela típica proveniente del equilibrio general de Walras.
Para Schumpeter, la economía está en equilibrio y el emprendedor genera un desequilibrio al crear algo, sea producto de la innovación o producto de un invento, incluso hace hincapié en la diferencia entre ambos: innovación es crear algo basado en lo que ya existe, como una carrera de postas; mientras que el invento es directamente crear algo que no existía, señalando que prácticamente todo es innovación.
Ese desequilibrio pronto se transforma en un nuevo equilibrio, y en el proceso sólo hay una transformación, una especie de derivado de la primera ley de la termodinámica (“la energía no se crea ni se destruye, se transforma”) aplicada a la economía. He aquí el error.
Como muy bien explicaba mi gran amigo y profesor (ya fallecido) Juan Carlos Cachanosky, en su paper Certidumbre, Incertidumbre y Eficiencia Económica, basado en lo enseñado por Mises, Hayek y Kirzner, la economía nunca está en equilibrio, siempre tiende a él. Esto se debe a que la acción humana (la economía es una ciencia de la acción humana precisamente) está impregnada de incertidumbre; básicamente, no tengo la menor idea de lo que va a suceder dentro de un minuto aunque haya hecho la mejor planificación, aunque la situación sea similar a otras la respuesta de los agentes económicos puede (y de hecho lo son) distintas a aquellas situaciones similares.
La existencia de incertidumbre genera la posibilidad (alta) de errores en la toma de decisiones, tanto del emprendedor como del consumidor, las cuales pueden ser de sobrevaloración (estimo que puedo vender/comprar un producto/servicio a un precio más alto/bajo de lo que puedo hacerlo) y/o de subvaluación (la inversa del anterior).
Un error de sobrevaloración es corregido por el mercado de manera inmediata, el empresario no podrá vender al precio que quería (balance en rojo) y el consumidor no podrá comprar al precio que quería (pone más dinero o no lo compra). Como se puede ver, el proceso de corroboración es ex post, nunca ex ante pero de inmediato.
En cambio, un error de subvaluación puede durar mucho tiempo, ya que es simplemente un problema de información. El empresario vende a un precio más bajo ignorando que lo puede vender a un precio más alto y/o el consumidor lo compra a un precio más alto ignorando lo contrario. Mientras dure esa “desinformación” esa situación permanecerá en el mercado. El mercado corrige ambos pero la diferencia está en la velocidad.
El “efecto Whirlpool” fue un error de sobrevaloración
Siguiendo a Copeland, el desconocimiento en macro y micro finanzas (austríacas) llevó a los dueños de la empresa a cometer un error de sobrevaloración y por lo tanto a tener que cerrar la empresa; dicho sea de paso, cuando una empresa debe cerrar, significa que el valor del negocio es negativo y por lo tanto, es mejor vender el activo por separado asumiendo las pérdidas dado que además nadie vendería un negocio con “precio negativo” (significa vender poniendo dinero).
Hagamos un poco de historia. La planta de Whirlpool fue inaugurada en 2022 para producir y vender lavarropas y cocinas, que iban a ser exportados en un 70%/75% a Brasil. Iba a “generar” 1.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos (algo que es una simple estimación sin posibilidad de corroboración).
La situación macro con impacto micro del momento era, entre otras cosas, la siguiente:
- Aranceles del 35% para importar cocinas y lavarropas.
- Energía, Gas y Agua subsidiada.
- Tasas de interés subsidiadas.
- Precios subiendo a tasas casi del 100% anual y subiendo (tapa ineficiencias).
- Emisión monetaria descontrolada.
- Planes ahora 12/18 solventados con lo anterior.
- Tipo de cambio artificialmente bajo para comprar y alto para vender al exterior.
- Programas para toma de empleados de todo tipo (baja de aportes por un tiempo, etc.).
- Impuestos y tasas de provincias y municipios devaluadas en términos reales.
Nadie en su sano juicio invierte casi U$S55 millones para armar una planta en esas condiciones. Aunque el gobierno anterior hubiera seguido en el poder, no había chances que la empresa se mantuviera en el tiempo porque todo lo anterior tarde o temprano no iba a estar más.
El país estaba a punto de explotar en noviembre del 2023. Sobrevaloraron precios de venta, cantidades vendidas, costos, etc.
El gobierno actual lo único que hizo, fue sincerar todo lo enumerado que era una mentira financiada por emisión monetaria, deuda pública y más impuestos, y la empresa colapsó en un año:
- Aranceles bajaron al 20%.
- Energía, Gas y Agua con muchos menos subsidios.
- Tasas de interés sin subsidios.
- Precios subiendo al 30% anual y cayendo (devela ineficiencias).
- Cero emisión monetaria, salvo la que hace el sistema bancario (que falta corregir).
- No hay planes “ahora…”.
- Tipo de cambio más libre.
- No hay programas para toma de empleados Impuestos y tasas provinciales y municipales altas en términos reales.
Como cuestión al margen pero no menos importante, es crucial que la gente se capacite en macro y micro finanzas (no sólo en la “educación financiera” que hoy pulula en el mercado que además es mala).
Si los empleados hubieran estado capacitados, podrían haberse dado cuenta que eso no iba a durar mucho tiempo y se podrían haber preparado para cuando la empresa bajara las persianas.
La educación y sobre todo la pública es de muy mala calidad y genera personas pobres que luego tienen estos problemas: se quedan sin trabajo, les cuesta conseguir otro y/o autogenerarse un emprendimiento (que sería lo ideal).
Si a eso le sumamos los altos costos laborales vigentes, conseguir un trabajo nuevo es una epopeya producto del alto costo de salida que deben pagar los emprendedores al momento de despedir a alguien.
Cuando una empresa cierra sus puertas, cae el negocio pero el capital se reconfigura para ir a lugares que sean eficientes, tanto en lo que producen como en la gestión del mismo. El mercado está siempre en un proceso de ajuste y no pueden eliminarse los errores en la toma de decisiones porque de ahí se nutren los emprendedores, lo mismo sucede con las personas. El mercado siempre es eficiente, lo que determina el nivel de eficiencia es el entramado jurídico. A mayor libertad, mayor eficiencia, mayor tasa de capitalización, mejores salarios, mejor nivel de vida, y todo, con mayor velocidad.





