El 8 de diciembre de 2024 quedó grabado como el día en que la vida de una familia argentina cambió para siempre. Ese domingo, el gendarme Nahuel Gallo fue retenido ilegal y arbitrariamente en la sede de Migración de San Antonio del Táchira, en Venezuela. Desde entonces, su esposa, María Alexandra Gómez, repite una frase que no quiere que el mundo deje de escuchar: “Nahuel no está pasando por un proceso penal en Venezuela. Nahuel no está preso, Nahuel no está detenido: Nahuel está en una desaparición forzada, y eso es un crimen de lesa humanidad”.
Habló la esposa de Nahuel Gallo a un año del conflicto: "No está detenido, está desaparecido"
A un año de la desaparición forzada del gendarme argentino Nahuel Gallo en Venezuela, su esposa, María Alexandra Gómez, relata el dolor y la lucha diaria
A un año de aquel momento, ella reconstruye lo ocurrido y cuenta cómo se sostiene una familia cuando uno de sus pilares es arrancado sin explicación, sin causa, sin justicia. Si bien a esta altura (“cansada”, según dice) se expresa con serenidad, cada palabra contiene la tensión de la espera, del dolor y de la esperanza.
“Sé en qué lugar está. Nahuel está en la cárcel del Rodeo 1, que es en las afueras de Caracas. Ahí está. Nosotros hemos tenido información de su estado de salud, de su estado de ánimo, gracias a los testimonios de personas extranjeras que han salido en libertad en las últimas semanas, en los últimos meses. Pero más de eso no tenemos. No tenemos contacto directo con Nahuel”, expresa María Alexandra a Diario UNO.
Un año completo sin una sola llamada, sin asistencia consular, sin un abogado, sin una explicación oficial. Nada.
"A Nahuel no le han permitido asistencia consular", dijo su esposa
“A Nahuel no le han permitido, a un año, asistencia consular. Nahuel no tiene ayuda de abogados. Nahuel no tiene causas penales en Venezuela. Seguimos en la misma. Es una situación de desaparición forzada”, insiste la mujer, que reside en Buenos Aires.
María Alexandra insiste en que no hay proceso judicial alguno, ni acusaciones formales, ni papeles. Solo el silencio y la arbitrariedad.
Como esposa, se aferra al único modo posible de sobrevivir: creer que él sigue fuerte. “Yo sí creo que Nahuel está fuerte. Yo creo que Nahuel es fuerte porque tiene una razón para seguir. Nahuel tiene a Víctor. Él ama mucho a su familia, y eso seguramente es lo que lo mantiene con la esperanza viva de que algún día esto va a terminar. Obviamente es un ser humano que siente, que extraña, que debe tener sus altibajos, pero prefiero seguir teniendo fe”.
La vida sin Nahuel es una herida abierta. Lo dice sin rodeos: “Estamos rotos, estamos atravesando un proceso bastante difícil. Nuestra familia, Víctor, Nahuel y yo, éramos nosotros tres siempre. Desde que nació Víctor, todo era nosotros tres siempre juntos. Pero obviamente duele que Nahuel no esté. Duele que Nahuel no esté viendo crecer a su hijo. Duele que Víctor esté creciendo sin su papá”, señala.
Aun así, se levanta cada día y continúa. “El día a día es seguir haciendo, no dejar de denunciar, no dejar de trabajar por la libertad de Nahuel, de seguir haciendo cada paso que se tiene que hacer a nivel internacional y a nivel tanto acá en Argentina como en Venezuela. Obviamente estoy cansada. Estoy aburrida de esta situación. Estoy muy frustrada porque no hemos logrado todavía la libertad de Nahuel, pero esperando y confiando en Dios que esto va a terminar pronto”, reflexiona.
La esposa y el hijo de Nahuel Gallo viven en Buenos Aires y dudan volver a Mendoza
Actualmente vive en Buenos Aires, donde recibe acompañamiento institucional. “Estamos acá en Buenos Aires, tenemos la contención directamente de la Gendarmería Nacional. Me ha tocado, aunque mi vida sigue paralizada, trabajar. Me ha tocado hacer de cuenta que tengo un hijo y que tengo que seguir luchando por él. Gracias a Dios tenemos ayuda de la gente de Gendarmería, tenemos ayuda de mi familia”.
Hablar de Mendoza, su hogar antes de esta tragedia, le genera sentimientos encontrados. “Por el momento, vivir en Mendoza lo estamos dejando atrás porque no sé si va a seguir siendo nuestro hogar. Hay que esperar que Nahuel salga. Nahuel tiene que sanar para poder volver otra vez a sus funciones dentro de la Gendarmería. No lo descarto, pero no lo sé”, continúa.
Víctor, el hijo de ambos, es un niño pequeño que ya percibe lo que ocurre a su alrededor. No conoce los detalles, pero sabe que algo está mal. Lo siente en el tono de su mamá, en las lágrimas ocasionales, en las ausencias que pesan más que las palabras.
“Víctor es un niño que ya ha crecido, que ya va teniendo un poco más de raciocinio, de razonamiento, de que sabe que algo no está bien. Él me ve llorar y me dice: ‘¿Qué pasa, mami?’. Me ve triste, él sabe cuando yo estoy triste, me abraza. Entonces yo le cuento que tenemos que orar por papi. Le digo: ‘Papi está trabajando, papi va a volver’, porque él pregunta por su papá”.
Cómo es crecer sin su papá: "Lo extraña y pregunta por Nahuel"
La infancia de Víctor también es una batalla diaria para su mamá. “Él sabe que su papá no está, siente la ausencia de su papá. Pero gracias a Dios trato siempre de darle una infancia feliz. Está yendo a su jardín, lo llevo al parque, compartimos, le compro su heladito en las tardes. Le estoy brindando esa memoria. Pero siempre que él sepa que tiene un papá, que su papá lo ama, que su papá está luchando para pronto estar con él”, aclara.
Le muestra fotos, videos, recuerdos. Lo mantiene presente. Pero cada gesto implica también un dolor profundo: “Eso de que Nahuel no esté es muy triste porque se ha perdido muchas cosas de Víctor. Cosas que no queríamos que pasaran, pero bueno, las estamos atravesando tristemente en estos momentos”.
Para María Alexandra, cada día sin Nahuel demuestra la fragilidad de los derechos más básicos cuando un Estado decide ignorarlos. Su voz, sin embargo, no tiembla. Se mantiene firme en su propósito: que la desaparición forzada de su esposo no quede en silencio.
“Él sabe que nosotros no hemos dejado de luchar por él. Día a día lo hacemos”.
Cómo fue la detención de Nahuel Gallo
El gendarme argentino Nahuel Gallo fue retenido en Venezuela el 8 de diciembre de 2024 mientras realizaba trámites migratorios en San Antonio del Táchira. Había viajado desde Luján de Cuyo, Mendoza, para encontrarse con su esposa e hijo que estaban en Venezuela.
Desde entonces, su familia denuncia una desaparición forzada: no existe causa penal, no se permite asistencia consular, no se otorga información oficial y su paradero solo se conoce por testimonios de terceros. Organizaciones internacionales consideran estos casos como crímenes de lesa humanidad. Su esposa, María Alexandra Gómez, impulsa reclamos diplomáticos y humanitarios para recuperar su libertad.








