La Corte Suprema de Gran Bretaña rechazó el intento de una mujer de usar los óvulos congelados de su hija fallecida para engendrar su propio nieto, después de decidir que no estaba en claro si la hija hubiera deseado el procedimiento.La hija murió en 2011 a los 28 años y dejó una autorización firmada de que accedía a almacenar sus óvulos después de su muerte, pero sin especificar su uso.