En el corazón de la provincia brasileña de Minas Gerais, los mineros rurales exploran los enormes cráteres que dejaron las grandes empresas mineras en busca de diamantes.
El fotógrafo de The Associated Press Felipe Dana creó una colección de imágenes sobre los mineros artesanales y sus métodos como un proyecto para la conferencia del World Press Photo Latin America 2015, realizada en diciembre pasado en la Ciudad de México.
En la zona que visitó Dana se ha buscado la preciosa piedra desde los tiempos de la esclavitud. Hasta hace algunos años, las empresas mineras multinacionales extrajeron la piedra sin preocuparse por la tierra o el río Jequitinhonha que cruza la región.
Hoy, la devastada zona conocida como Areinha es una tierra de nadie en la que pequeños grupos de mineros rurales prueban su suerte con técnicas artesanales, utilizando cuchillos de madera, bandejas de metal, grandes bombas de agua y prácticamente ninguna infraestructura.
Con la esperanza de evitar más daño al río, hombres y mujeres en busca de diamantes trabajan alrededor de la cuenca mientras intentan legalizar su actividad minera ante las autoridades.
Los locales estiman que hay cientos de personas en toda la región que trabajan en grupos de diez o menos para excavar la zona. Viven en chozas de madera sin electricidad y se bañan con baldes de agua, sobreviviendo sin un ingreso estable. Pero en raras ocasiones llegan a gozar de ganancias de decenas de miles de dólares.
Durante un proceso de minería que toma varias semanas, el grupo excava la tierra hasta llegar a una capa de grava a unos 50 metros (yardas) de profundidad.
Las rocas se extraen con la ayuda de pequeñas bombas impulsadas por antiguos motores de camión. Luego, los mineros utilizan las manos para inspeccionar las piedras. Con suerte, encontrarán algunos diamantes.
La minería de diamantes suena como algo del pasado para muchos brasileños. Pero aquí, en zonas de difícil acceso, miles de esos mineros artesanales aún sobreviven y alimentan a sus familias.
Fuente: AP