Las protestas en Honduras por un supuesto fraude contra el candidato presidencial de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, Salvador Nasralla, dejaron un saldo de al menos siete muertos y más de una veintena de heridos, según la prensa hondureña, y también se dispuso el toque de queda.
Nasralla propuso al gobierno de Honduras una repetición de los comicios presidenciales del pasado domingo por supuestas irregularidades en el recuento de los votos.
"Le sugeriría al gobierno que mejor repita la elección presidencial, con calma y que se retome todo a la normalidad", dijo Nasralla en declaraciones a medios de prensa del país.
Honduras permanece en la incertidumbre por la demora para conocer el nuevo presidente electo en los comicios del 26 de noviembre y un ambiente tenso tras la entrada en vigor en la medianoche del viernes de un estado de excepción que regirá durante 10 días.
El magistrado presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras, David Matamoros, dijo no poder precisar cuándo se iniciará el escrutinio especial de más de un millar de actas de los comicios del domingo y que esto dependerá de que la Alianza de Oposición nombre a sus representantes.
En Tegucigalpa, muchas personas buscaban abastecerse de alimentos, agua y otras necesidades en supermercados y mercados populares, mientras que otras hacían largas filas con sus vehículos en estaciones expendedoras de combustibles. Varios supermercados y otros negocios fueron saqueados e incendiados.
Neumáticos quemados, postes del tendido eléctrico, rocas, troncos de árboles y otro tipo de basura son visibles todavía en varios puntos de la capital hondureña, donde al igual que en otras ciudades importantes del país también hubo vandalismo.
El estado de excepción decretado por el Ejecutivo que preside Juan Orlando Hernández -además es el candidato del gobernante Partido Nacional- restringe la movilización de personas y rige de las 18 a las 6 hora local.
Varios bancos anunciaron que al menos mañana no abrirán ninguna de sus oficinas por la violenta situación que se generó el viernes, cuando varias instituciones bancarias fueron atacadas, una de ellas incluso incendiada en San Pedro Sula, norte, la segunda ciudad más importante del país.
Situación similar a la de Tegucigalpa, de trabajar para intentar volver a la normalidad se vive en otras ciudades del país luego de tres días de manifestaciones violentas que, según versiones de medios locales, han dejado al menos siete muertos.
La versión no fue confirmada ni desmentida por el portavoz de la Policía de Honduras, Jair Meza, cuando se le consultó sobre la cifra de muertos ante los informes de los medios de prensa del país.