La Corte Suprema de Estados Unidos legalizó ayer el matrimonio entre personas del mismo sexo en todos los Estados del país, en un fallo histórico que provocó escenas de júbilo entre activistas de los derechos homosexuales y signos de resistencia en algunos Estados y en la oposición republicana. Con cinco votos a favor y cuatro en contra, el máximo tribunal estadounidense decidió que la Constitución requiere de los Estados que lleven a cabo y reconozcan el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.
Antes de este histórico fallo, las parejas del mismo sexo podían casarse en 36 Estados y en el Distrito de Columbia, la capital de Estados Unidos. Ahora los 14 Estados que habían prohibido el matrimonio gay deberán permitirlo, ya que el Tribunal Supremo ha declaro inconstitucional la prohibición. El Tribunal Supremo, el máximo órgano judicial de Estados Unidos, también falló que los Estados deben reconocer los certificados de matrimonio expedidos en otros Estados.
El presidente Barack Obama celebró la decisión como una “victoria para Estados Unidos”, en un nuevo éxito para la Casa Blanca un día después de que la Corte Suprema garantizara la continuidad de su reforma al sistema de salud. La decisión, apuntó, “reafirmó que los estadounidenses tienen derecho a la protección de la ley, y que todos deben ser tratados como iguales”. Además “pone punto final al sistema emparchado que tenemos en la actualidad”. “Podemos decir sin tapujos que hemos hecho nuestra unión un poco más perfecta”, dijo Obama en la Casa Blanca, que cambió la imagen de su cuenta en Twitter a los colores del arcoiris, símbolo universal de los derechos homosexuales.
Una larga pelea legal. El arcoiris también decoró las afueras del edificio de la Corte en Washington, donde una multitud gritó de júbilo tan pronto se conoció el parecer de los magistrados. Entre la multitud se destacaba Jim Obergefell, principal responsable por el caso analizado por la Corte Suprema y quien exhibía una foto de su pareja, John Arthur, fallecido en 2013. Obergefell y Arthur, quien ya se encontraba gravemente enfermo, se casaron en Baltimore, Maryland, a principios de 2013, pero nunca lograron que el casamiento sea reconocido por el Estado de Ohio, donde vivían. En la jornada, Obama llamó por teléfono a Obergefell para felicitarlo por su persistencia en el caso.
Dos años después de haber decretado que el matrimonio no era exclusivo de las parejas heterosexuales, la Corte juzgó que los 14 Estados que actualmente se niegan a unir a dos personas del mismo sexo, deben ahora casarlos y además reconocer su matrimonio si fue celebrado en otra jurisdicción. En nombre del principio de igualdad de todos ante la ley, “la 14ª Enmienda (de la Constitución) requiere que un Estado celebre el matrimonio entre dos personas del mismo sexo”, escribió el juez Anthony Kennedy, expresando la mayoría de la Corte Suprema. “El derecho al matrimonio es fundamental”, subrayó el magistrado conservador que unió su voto a los de cuatro magistrados progresistas en una decisión que corona cuatro décadas de luchas por el matrimonio igualitario en Estados Unidos.
Desafío a la prohibición. El caso fue presentado ante la Corte Suprema por 14 parejas del mismo sexo que habían desafiado la prohibición al matrimonio homosexual en los Estados de Michigan, Kentucky, Ohio y Tennessee. Los cuatro Estados habían insistido en sus respectivas constituciones que el matrimonio solo podía existir entre un hombre y una mujer. El matrimonio ha sido una institución central de la sociedad desde la antigüedad “pero no se ha mantenido aislada de los desarrollos en la ley y la sociedad”, señaló la Corte. Al excluir a las parejas del mismo sexo del casamiento se les niega “la constelación de beneficios que los Estados vinculan con el matrimonio”. En oposición junto a otros tres jueces conservadores, el presidente de la Corte, John Roberts, expresó su preocupación de que el tribunal se estaba inmiscuyendo en asuntos propios de los Estados.
En tanto, el secretario de Justicia del Estado de Texas, Ken Paxton, sostuvo en una nota que la nueva batalla que comienza será por la “libertad religiosa”. “Ninguna corte, ninguna ley, ninguna decisión judicial cambiará el simple hecho de que el casamiento es la unión de un hombre y una mujer”, expresó Paxton.