Este aberrante hecho sucedió en Madrid, España. El asesino se llama Alberto, tiene 26 años y su madre, la víctima, se llamaba Soledad y tenía 66 años. El hombre fue detenido por la policía que cuando llegó al domicilio y golpeó la puerta, el sujeto abrió y dijo "Sí, mi madre está aquí dentro, fallecida".
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Sin embargo, la escena que se encontraron los agentes superaba lo dantesco: los restos de la mujer se encontraban distribuidos en varios tuppers por toda la casa, y había huesos diseccionados y otras partes del cadáver en un cajón.
Alberto Sánchez Gómez, al abrirle la puerta a la policía, le reveló que "el perro y yo nos hemos ido comiendo a trocitos a mi madre". Uno de los policías no pudo aguantar la escalofriante escena y tuvo que salir del edificio para tomar aire, antes de tomar la inmediata decisión de detener al joven.
El asesinato sucedió a comienzos de febrero del año pasado, pero el descubrimiento por parte de la policía recién fue 3 semanas después. Además de los restos en los tuppers, los uniformados encontraros varias vísceras en los distintos cubos de basura del edificio.
Debido al estado en el que se encontraba el cuerpo de la víctima, en "trocitos muy pequeños", los investigadores no lograron averiguar la forma en que la mujer murió ni ningún arma homicida. Es que por el nivel de precisión y de disección del cuerpo se piensa que se usó una picadora de carne o una máquina similar. Todo apunta a un caso de "canibalismo", señalaron fuentes policiales.
Pese a su confesión inicial en la casa, ya en dependencias policiales el detenido se negó a declarar.
Una amiga llevaba un mes sin verla
El momento del descubrimiento fue por una denuncia que se realizó el mismo día cuando una mujer, amiga de la víctima, dio aviso a la policía de su desaparición. Es que la mujer había intentado comunicarse por un mes con Soledad y no había logrado contactarse.
La denunciante comentó además a los agentes que Soledad vivía con un hijo que podría tener problemas psiquiátricos. Tras ello, una patrulla se dirigió al domicilio de la fallecida, ubicado en el número 50 de la calle de Francisco Navacerrada, en el barrio de Ventas, donde se encontraron a la mujer descuartizada.
Antecedentes y malos tratos
Alberto, tras ser detenido, se descubrió que tiene doce antecedes policiales y todos son por malos tratos con su madre. La mujer y su progenitor mantenían fuertes discusiones que llevaban a que los vecinos llamen a la policía. Ellos también contaron que Soledad escondía los moretones que le generaban los golpes de su hijo aludiendo que se había caído mientras paseaba al perro.
Una vecina de la víctima afirmaba en declaraciones a Europa Press sentirse "sorprendida" ya que el presunto asesino era "muy normal", aunque reconcía que tenía problemas con las drogas. "Yo pensaba que le daban ataques mentales pero ella me dijo una vez que tuvo que llamar a la Policía porque su hijo se había puesto muy mal", aseguró.
Además de Alberto, Soledad tenía otro hijo mayor con el que no mantenía mucha relación. Es que tras fracasar en el intento de mejorar la relación entre la víctima y el asesino, el hermano mayor se alejó de la familia. El marido de la mujer y padre de Alberto falleció hace 16 años.