Además, se quedan prácticamente ciegos. El aislamiento, los nulos recursos económicos para atender las secuelas de su desorden genético, unido a las creencias y prejuicios populares que les estigmatizan, los han convertido en los africanos «blancos» con un SOS grabado en la piel.
La fotógrafa Ana Yturralde acerca su realidad a Canarias a través de una treintena de imágenes en una exposición abierta desde hace pocos días en Casa África. Titulada «Albino, bajo la sombra del sol», se trata de un proyecto llevado a cabo en colaboración con la Fundación por los Derechos Humanos 12.12.48 y pretende llamar la atención, sensibilizar y educar sobre este drama humano.
En este momento, la Fundación realiza una campaña de escolarización de niños y niñas albinos y un proyecto de cooperación internacional para el desarrollo en Tambacounda (Senegal), interviniendo directamente en tres sectores: sanidad, educación y promoción del autoempleo. «Les hemos llevado al oftálmologo en el hospital. La consulta costaba 3 euros. Es increíble, nunca habían ido», lamenta el presidente de la Fundación.