El tubo de escape es una parte crucial del auto porque evacúa los gases nocivos del motor de forma segura, reduce el ruido del motor y mejora su rendimiento. Ubicado en la parte trasera, casi olvidado, muchos son los dueños que no lo tienen en cuenta a la hora de realizar el lavado.
Es importante realizar la limpieza del caño de escape del auto para evitar uno de los problemas más comunes, que es la acumulación del óxido en el mismo. Si el tubo se oxida, puede generar fugas, lo que provoca una disminución de la potencia del motor, ruidos más fuertes y aumento del consumo de combustible.
Cómo limpiar el caño de escape del auto para evitar que se oxide
Para prevenir la oxidación del caño de escape, límpialo periódicamente con un desengrasante y un cepillo, luego enjuaga bien y sécalo. En el caso de que haya óxido, debes recurrir a la preparación de una pasta.
Usa una pasta de bicarbonato con agua o un removedor de óxido específico y lija las zonas afectadas. Después de la limpieza, aplica una capa de aceite lubricante o cera protectora en frío para mantener el caño protegido.
Una vez que el caño esté limpio y frío, aplica aceite lubricante o cera para automóviles en toda la superficie. Esto crea una barrera protectora para una parte sensible del auto.
Recuerda que debes revisar el caño de escape de tu auto de forma periódica para detectar el óxido y actuar a tiempo. Luego de detectar y retirar el óxido, es fundamental que el escape se seque completamente antes de usar el coche nuevamente.
El surgimiento del caño de escape en los autos
El caño de escape surgió con el objetivo de reducir el ruido y los humos de los motores. Fue patentado por los hermanos Milton O. Reeves y Marshall T. Reeves en Estados Unidos el 11 de mayo de 1897, quienes lo llamaron "silenciador de escape para motores".
En aquel momento, esta invención fue crucial para la viabilidad de los autos de combustión interna, permitiendo expulsar los gases de escape de forma más segura y silenciosa.






