La industria automotriz continúa evolucionando gracias a un reciente avance científico desarrollado por YASA, una subsidiaria de Mercedes-Benz. Se trata de un motor situado directamente en las ruedas que promete transformar la arquitectura del auto eléctrico moderno al ofrecer una entrega de potencia masiva dentro de un paquete extremadamente compacto y ligero.
Un diseño científico de flujo axial para mayor potencia
Este innovador motor pesa apenas 12,7 kilogramos (28 libras), pero tiene la capacidad de entregar hasta 1.000 caballos de fuerza de forma instantánea, o mantener entre 469 y 536 caballos de fuerza durante períodos prolongados. Estas cifras rompen los récords anteriores de la propia compañía y contrastan notablemente con las configuraciones actuales, donde incluso vehículos de alto rendimiento requieren tres motores para generar una potencia similar.
La capacidad de condensar tanta energía en un espacio reducido se debe a la tecnología de flujo axial. A diferencia de los motores radiales tradicionales, que poseen una estructura cilíndrica y alargada, el motor de flujo axial tiene una forma similar a un disco o "panqueque". En este diseño científico, el flujo magnético pasa paralelo al eje, lo que permite crear unidades mucho más pequeñas y eficientes que no dependen de materiales exóticos o tierras raras para su funcionamiento.
Reducción de peso y eficiencia de la batería
El impacto de esta tecnología va más allá de la potencia bruta; abre un camino para una reducción masiva de peso en los vehículos. Al eliminar la necesidad de trenes de potencia y transmisiones tradicionales, se estima que el ahorro de peso podría rondar los 200 kilogramos en adaptaciones, y hasta 500 kilogramos (1.100 libras) en vehículos diseñados desde cero para incorporar estos motores.
Asimismo, el sistema integra un frenado regenerativo avanzado. Este proceso permite que la energía generada por las ruedas al desacelerar no se pierda como calor, sino que se capture para recargar la batería. Esto no solo extiende el rango de conducción, sino que reduce la dependencia de frenos de fricción mecánicos, ahorrando aún más espacio y peso. Aunque la tecnología está orientada inicialmente a superdeportivos, su aplicación futura sugiere vehículos con mayor autonomía, mejor aerodinámica y mayor espacio interior para los pasajeros.





