Esta “guardiana” de la naturaleza quedó seleccionada y de Mendoza cruzará el océano Atlántico para cumplir con su misión, siendo la única argentina en el grupo de voluntarios del mundo que se unirán para evitar el fuego en 120 mil hectáreas de una región portuguesa.
Rewilding Europe es una organización sin fines de lucro con sede en Nijmegen, Países Bajos, “que trabaja para crear paisajes salvajes en toda Europa”, según describe su sitio web. La asociación busca mantener y expandir áreas de vida silvestre de una manera que tenga un impacto positivo en el clima y fomente la biodiversidad.
Lo que hacen en distintas partes del mundo es “cerrar reservas naturales para cumplir una misión en particular”, explica Lambert y sobre la acción que le tocará asumir detalla: “En este caso es una reserva de Portugal, Vale de Madeira se llama, ubicada en el municipio de Pinhel del distrito de Guarda, muy cerca de la frontera con España”.
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Camila junto a otros jóvenes medioambientalistas de nuestro país.
Este “paisaje” como llaman desde la organización a las áreas naturales que protegen, tiene 120 mil hectáreas. Y lo que pretenden es generar conciencia en la importancia de prevención de incendios forestales. “Cierran ese parque natural para reinsertar especies en peligro de extinción, tanto de flora como de fauna”, dice Camila sobre Rewilding, que recientemente implementó voluntariados abiertos a personas de todas partes del mundo que quieran ir a la reserva con el objetivo, en este caso, de prevenir incendios.
“Más ahora con el calentamiento global, es fundamental este tipo de acciones”, argumenta la joven que no dudó en presentarse y aceptar la propuesta europea que la tendrá durante tres semanas inmersa en esa vida silvestre, aprendiendo de forma intensiva sobre la protección del medio ambiente, y en particular acerca de los daños que causa el fuego, tanto en la vida vegetal como animal.
La prevención de incendios forestales hoy urge en el mundo, debido a eventos climáticos que pone en riesgo parques naturales así como se cobran vidas humanas. El calor extremo viene azotando al continente europeo y la Organización Meteorológica Mundial ha salido a advertirlo. Mientras, el fuego no cesa en islas de Hawaii y entre los incalculables daños a la naturaleza se suman las pérdidas humanas, convirtiéndose en la mayor tragedia causada por un desastre natural en ese archipiélago.
¿Un ecosistema al rojo vivo?
El cambio climático trae consecuencias peligrosas para el ambiente, como las altas temperaturas, las sequías y el comportamiento del hombre que pone en riesgo a la naturaleza. Consecuencias que ya estamos viviendo y, para Camila, deberíamos ponernos en alerta.
De ahí que tome esta experiencia suya en Portugal como una oportunidad más para “aportar mi granito de arena al cuidado de nuestro medio ambiente”, dice.
“Me van a dar una capacitación en torno al manejo del fuego; la idea es detectar cuándo se dan ciertas condiciones que propicien un incendio en un espacio como este al que voy”, destaca la periodista, quien difunde y narra sus experiencias con la naturaleza en la website Entremés.
Entre otras misiones de Camila en el parque Vale de Madeira portugués, también estará la de “alarmar a los bomberos para evitar incendios en un área tan grande como esta de 120 mil hectáreas”.
Serán sus primeros conocimientos acerca del fuego, ella que ha participado de acciones ambientalistas en la Reserva Villavicencio y en Pumakawa (Córdoba), entre otras.
“En Villavicencio estuve extrayendo rosas mosquetas, que son invasivas y no dejan lugar a la conservación de las plantas nativas. Y en Córdoba hice más bien educación contando a los turistas que visitaban ese parque por qué estaba habitado por pumas; viví allí en un refugio, con la naturaleza encima, con los pumas en cautiverio que no pueden volver a su hábitat culpa de los daños que les ha provocado el hombre a través de la caza, por ejemplo”, relata Camila Lambert y trata de no mostrar indignación sino más bien su propósito es “ser proactiva para que cada vez más gente tome conciencia”.
El estudio como base para salir al campo
Ahora bien, para llegar a Portugal, la herramienta del inglés se torna indispensable si alguien quiere acceder a este tipo de becas, voluntariados o intercambios en el exterior. Y eso Camila lo supo desde niña. El manejo del idioma le permitió no sólo postular para Rewilding Europe sino también para leer artículos y estudiar libros sobre ecología en general, así como seguir en redes a organizaciones dedicadas a tal fin ambientalista.
“Hay una movida en Argentina, pero se da más afuera, en Europa sobre todo. Y tampoco se le da mucha difusión a la problemática ambiental, no se promociona lo suficiente en un mundo que cada vez corre más peligros por no cuidar la naturaleza”, considera ella que se propuso como periodista realizar notas relacionadas a la educación ambiental. “Quiero hacerlo de manera proactiva, haciendo cosas concretas que se reflejen en nuestra naturaleza”, asegura.
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La joven periodista tomará esta experiencia en Portugal como un paso más en su plan de especializarse en comunicación ambiental.
Cristian Lozano
“Ahora que me recibí, tengo todo el interés de especializarme con un master en Europa, y después un doctorado sobre el cuidado del medio ambiente. Este voluntariado en Portugal es parte de mi plan, me sirve para lo que viene que me he propuesto alcanzar”, revela Camila su proyecto de vida.
Su agenda diaria en campos de Portugal
El voluntariado que ofrece Rewilding Europe es de dos semanas, pero con la mendocina hicieron una excepción y le alargaron una semana más de estadía. Esto porque convocan a nivel global pero reciben pocos interesados de países lejanos como el nuestro. “Me animo a decirte que de Argentina no va nadie más”, anticipa. Serán jornadas intensivas de aprendizaje y contacto absoluto con la naturaleza.
Las actividades se realizarán de 16.30 a 20.30, “por la tarde que es cuando hay más probabilidades de generarse un incendio”, advierte Camila. Y le darán una bici con un kit de prevención “para recorrer la reserva en los tiempos libres, de esta forma estás en contacto con la naturaleza, en una reserva tan enorme, y si ves algo en riesgo o en peligro, avisás, sobre todo en cuanto a incendios”.
Será su primera experiencia con el fuego. Y le gustaría que aquí en su provincia se tomara mayor conciencia de ello para capacitar y “poder prevenir los desastres que ya hemos vivido en zonas como El Challao o Villavicencio”.
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Camila Lambert participó de una acción en Villavicencio. Tenía que extraer plantas de rosa mosqueta para que no invadan la flora nativa.
Rewilding cuenta a su vez con un grupo de jóvenes que “se juntan todo el tiempo, hacen campañas, brindan conferencias, todo para fomentar la importancia del cuidado del ambiente y cómo podemos cuidarlo entre todos”, nos cuenta Lambert.
Y lo compara a su país: “En Argentina se le da poca difusión a estas iniciativas, aunque somos muchos jóvenes los que nos abocamos voluntariamente a esto; y si se le diera más visibilización al tema, tendríamos más campo de acción”.
Conexión con la naturaleza, la esencia de su vida
Camila sabe calzar guantes, pala y pico para salir al terreno. “En Mendoza estuve en la Reserva Villavicencio, para preservar ese ambiente de la rosa mosqueta que es una planta invasora del monte mendocino”, confirma y describe: “Había que extraerlas porque le quitan espacio a las plantas nativas; y eso repercute en el ambiente con consecuencias que uno no puede imaginarse. Toda la rosa mosqueta que sacamos, luego se tritura y se genera compost para las plantas. Esa acción en Villavicencio funcionó muy bien, seguro lo van a repetir”, desea.
En Semana Santa de este año, la joven mendocina partió a Córdoba para promocionar la acción solidaria que hacen con los pumas en cautiverio en la reserva Pumakawa, cerca de Villa General Belgrano. “Hacíamos visitas guiadas a los turistas, de educación ambiental, explicando por qué esos pumas no deberían estar ahí, que ahora no pueden volver a su hábitat por culpa del ser humano; son pumas dañados, ciegos, que perdieron una pata, debido a la caza y a otras cuestiones”, explica.
En medio de un campo, rodeada de plantas nativas y animales silvestres, parece ser su hogar ideal. “Siempre busco estar en contacto con la naturaleza, esa conexión que para mí es la esencia de la vida”, confiesa. De ahí que Camila persiga estos espacios naturales, como las reservas o áreas protegidas, que se mantienen distantes a la contaminación del hombre, a las grandes ciudades.